CAMINO DE EMAÚS
Hola, Señor. Sí, puedes unirte a nuestro paso, vamos
camino de Emaús. ¿Que por qué este desánimo y esta
tristeza en nuestro caminar de esta mañana?
¿Eres tú el único que no ha leído hoy las noticias? ¿No
sabes del nuevo decreto del Gobierno? Ya no van a tener
Sanidad los inmigrantes en situación irregular, solo las
mujeres en gestación y los niños. Los otros 150.000, no.
Qué van a hacer si ya no alcanzaban a pagar los 250€ por
la habitación donde viven. No encuentran trabajo, si
acaso alguna hora aislada; pequeñas chapuzas, y los que
tenían prestación ya la han acabado. ¿Cómo harán si se
enferman?
¿Qué van a hacer, Jesús, qué camino les queda? ¿O es que
quieren expulsarlos y aprovechan la excusa del ahorro
social? ¿No se dan cuenta de que si se ponen enfermos
no va a poder pagar a los médicos? Vendrán los contagios
y aumentará el rechazo social.
Llevamos tiempo oyendo malas noticias. Todo me abrumaba,
pero la noticia de hoy me desborda, Jesús. Es tan
injusto que no hago más que pensar que hay que hacer
algo. Y no hallo el qué hacer. Quizás sea el momento de
que tu Iglesia lo entienda y ahora que están reunidos
todos los obispos se propongan seguirte, donar sus
bienes, dejar los palacios episcopales, hacer huelga de
hambre invitando a sumarse a todos, o hacer con los
irregulares como hizo el samaritano bueno.
Pero, tengo miedo, Señor, anoche en la tele Rouco habló
de que la salida a la crisis será por la caridad, no
habló de justicia. Caridad no suena a darlo todo, sino a
dar lo que sobra. Su gesto era duro, leía deprisa, como
si no sintiera nada. Después dijo que no es el papel de
la Iglesia entrar en el análisis ni en las soluciones
propiamente económicas y políticas. ¿Qué dice con eso?
No hablamos de análisis, sino de hacer lo que toca.
Decir muy claro que esto es injusto, que no son
soluciones cargar aún más las espaldas de los que ya van
encorvados. Que otros tienen la culpa, que graben la
crisis a otros grandes sueldos, que devuelvan los que
han robado. Que no miren para otro lado, y sigan
guardándose muchas soluciones.
Tú sabes que pueden, que tienen fuerza, mira la que
organizaron para recibir al Papa. Esto es más importante
porque hablamos de miles. ¡Si todos quisiéramos! ¡Si
nuestras misas de este domingo habláramos de esto, de
cómo resolverlo, de qué medidas tomar, de cómo
implicarnos…!
Ya se ha hecho tarde, Señor y aún no acabamos. Pasa a
nuestra casa, entre todos prepararemos la cena; unas
tortillas y un poco de pan. Toma tú la palabra, y yo te
entrego las mías. Cuéntanos cómo lo hacías tú, cómo
salías al paso para sanar el dolor y tomar parte con
quien menos tenía. Queremos oírte, escuchar tu palabra,
para iluminar nuestras vidas, para saber cómo hacer y
renovar la esperanza. Quédate esta noche en casa, Señor.
Matilde
Gastalver