ISAÍAS 43, 18-19 y 21-22
Esto dice el Señor:
No recordéis lo de antaño,
no penséis en lo antiguo;
mirad que realizo algo nuevo,
ya está brotando, ¿no lo notáis?
Abriré un camino en el desierto,
ríos en el yermo,
para apagar la sed del pueblo que yo formé
para que proclamara mi alianza.
Pero tú no me invocabas, Jacob,
ni te esforzabas por mí, Israel;
no me saciabas con la grasa de tus sacrificios,
pero me avasallabas con tus pecados
y me cansabas con tus culpas.
Yo, yo era quien por mi cuenta, borraba tus crímenes
y no me acordaba de tus pecados.
En su mensaje fundamental, es una expresión
magnífica de lo mucho que Isaías entiende de la
bondad salvadora de Dios.
Por encima de expresiones más cultuales-tópicas y
primitivas, que también encontramos en el texto, es
notable la expresión final y su contenido: no se
trata de que Israel hace penitencia y Dios le
perdona: se trata de que Dios, "por su cuenta" borra
sus crímenes y olvida sus pecados.
Se trata por tanto de la actitud de Dios,
independientemente de la actitud, obcecada, del
pueblo. Es un magnífico anuncio del Dios de Jesús.
CORINTIOS 1, 18-22
Hermanos: ¡Dios me es testigo! La palabra que os
dirigimos no fue primero "sí" y luego "no". Cristo
Jesús, el Hijo de Dios, el que Silvano, Timoteo y yo
os hemos anunciado, no fue primero "sí" y luego
"no"; en él todo se ha convertido en un "sí"; en él
todas las promesas han recibido un "sí".
Y por él podemos responder "amén" a Dios para gloria
suya. Dios es quien nos confirma en Cristo a
nosotros junto con vosotros. El os ha ungido, Él nos
ha sellado, y ha puesto en nuestros corazones, como
prenda suya, el Espíritu.
Pablo había prometido a los corintios una visita,
pero ha cambiado de planes y los corintios están
quejosos de que dijo "sí" pero es "no". En estos
párrafos de la carta, Pablo les da explicaciones y
justifica su decisión.
Aprovecha la ocasión para hablar de la fidelidad de
Dios, que siempre cumple, y para proclamar que es
precisamente Jesús el pleno cumplimiento de todas
las promesas de Dios.