HECHOS 4, 8‑12
Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo:
«Jefes del pueblo y ancianos, puesto que con motivo
de la obra realizada en un enfermo somos hoy
interrogados por quién ha sido éste curado, sabed
todos vosotros y todo el pueblo de Israel que ha
sido por el nombre de Jesucristo, el Nazareno, a
quien vosotros crucificasteis y a quien Dios
resucitó de entre los muertos; por su nombre y no
por ningún otro se presenta éste aquí sano delante
de vosotros.
El es la piedra que vosotros, los constructores,
habéis despreciado y que se ha convertido en piedra
angular. Porque no hay bajo el cielo otro nombre
dado a los hombres por el que nosotros debamos
salvarnos.»
Es continuación del texto del Domingo pasado. Se ha
producido la milagrosa curación de un tullido. Pedro
la explicó al pueblo y repite ahora la explicación a
los jefes del pueblo, con las mismas ideas básicas:
-
la curación es en nombre de Jesús, el
Nazareno.
-
a quien vosotros crucificasteis.
-
a quien Dios resucitó.
-
Él, a quien vosotros
rechazasteis,
es la Piedra angular, el Mesías que anuncian las
Escrituras.
Es claro que nos encontramos ante la
primera predicación, y dirigida a judíos, que
esperan el cumplimiento de La Promesa. El mensaje de
Pedro es "En Jesús se cumple la promesa". Es
importante darnos cuenta de la intención de los
autores, la intención por ejemplo de cada
evangelista.
Un evangelio como el de Mateo,
dirigido a judíos, insiste más en el cumplimiento de
la Promesa. Un evangelio como el de Juan es una
elaboración teológica más compleja, que selecciona
los hechos para revelar las grandes líneas de la
revelación. En el Libro de los Hechos, Lucas
comienza por una proclamación ante los judíos: la
piedra que desechasteis es la piedra angular.
Más tarde, por el rechazo de los
judíos y con la aparición de Pablo, la tesis del
libro será que la Buena Noticia se ha de anunciar a
los paganos, sin necesidad de someterlos a la Ley.
JUAN 3,
1‑2
Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos
de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce
porque no le conoció a él.
Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha
manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se
manifieste, seremos semejantes a él, porque le
veremos tal cual es.
Conocemos bien los temas de Juan. Él nos amó primero
y nos llama a ser hijos. Lo que somos se manifestará
plenamente, le veremos tal cual es. Hay una
oposición entre Dios y el mundo. Somos rechazados
por el mundo, porque el mundo "no conoce a Dios".
Son los mismos temas del cuarto evangelio, una
reflexión última y total sobre el mensaje y el
significado de Jesús.
Pero la frase final es la plenitud de nuestra
esperanza: “aún no se ha manifestado
lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste,
seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual
es. Aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos
que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él,
porque le veremos tal cual es”. No se puede decir
nada más apasionante, tan esperanzador para a vida
después de la muerte.