ORACIONES para la EUCARISTÍA    

                             
 

 

                               cristianos siglo veintiuno
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Oraciones para la eucaristía 

 

 5º domingo de PASCUA

 

ANÁFORA 

EL AMOR QUE NOS UNE

 

Acción de gracias

Es justo reconocer, Padre de bondad, que vivimos

rodeados de muestras permanentes de tu amor.

Gracias, Padre bueno, por ser como eres,

por tu infinita paciencia, porque no eres justiciero,

sino comprensivo con los fallos de todos.

Tu hijo y hermano nuestro, Jesús, es tu mejor imagen,

la que nos muestra tu amor inmenso a los hombres.

Queremos imitarle y poner amor en todos nuestros actos.

Tenemos que dar testimonio como discípulos de Jesús

y  reflejar el amor que llevamos dentro aun sin saberlo.

Querríamos intuir tu amplitud de miras, Padre Dios,

y asimilar el mensaje liberador de Jesús.

Unidos de corazón a todos tus hijos, nuestros hermanos,

cristianos, musulmanes, judíos, creyentes y no creyentes,

elevamos a ti este himno de acción de gracias y alabanza.

 

Memorial de la Cena del Señor

Permanece entre nosotros la buena noticia de Jesús,

que cambió nuestras mentes,

nuestras viejas religiones,

con un solo y sencillo mandamiento,

el del amor fraterno.

Tenemos un sueño.

Soñamos en la felicidad de todos los seres humanos,

soñamos en un mundo ideal, justo y solidario,

al que Jesús llamó tu Reino.

Soñamos en realizar el sueño de tu Hijo:

que nos amáramos los unos a los otros,

como hermanos, como amigos,

como él hizo en su vida.

Correspondió a tu amor, Padre Dios,

dedicando su vida a hacer felices a los demás.

Recordamos ahora, como él nos pidió,

su entrega hasta el final por la causa del Reino.

 

Invocación al Espíritu de Dios

Dios y Padre nuestro, tu hijo Jesús nos ha enseñado

que igual que Tú nos amas, igual que él nos amó,

debemos amar a todos los seres humanos

y empeñarnos en lograr su felicidad.

Jesús comprobó nuestra debilidad y egoísmo natural,

por eso nos dejó tu Espíritu, capaz de conducirnos

a la plenitud para la que nos has creado.

Creemos en la fuerza de la palabra de Jesús.

Si nos mantenemos en tu amor, tendremos vida y alegría.

Te pedimos ahora por nuestra Iglesia católica,

para que abramos el corazón a todo pueblo que te invoque

desde cualquier cultura y religión

y nos unamos todos en hacer realidad un mundo mejor.

Padre santo, brindamos en tu honor,

en el recuerdo de la entrega y el amor de tu hijo Jesús.

Por él y con él, queremos bendecirte por toda la eternidad.

AMÉN.

Rafael Calvo

LA PODA

 

La poda es algo  muy frecuente en el campo.

Campesinos y hortelanos son diestros en ella.

Incluso en la ciudad,

los amantes de los árboles y de las plantas

las podan en tiempos señalados.

Obtienen así ejemplares más bellos, más fuertes, más sanos...

 

Pero con ser una operación tan corriente,

necesaria y positiva,

nos resulta una energía extraña,

cuando no una anti-energía o muerte.

 

Sin embargo, la poda es ley de vida y crecimiento

de las plantas,... de las personas y de los grupos.

Controla, encauza y orienta las fuerzas;

impide la dispersión, da nuevas energías.

Nos hace crecer y ser nosotros mismos.

 

Nos poda el Padre, eso dices Tú.

Poda a los que dan fruto, para que den más.

Nos poda a los que bien nos quiere.

Nos corta las alas de la soberbia y de la comodidad

que nos impiden dar fruto y malgastan energía.

¡Corta brotes "naturales", que parecen ser expresión de vida,

para que demos más y mejor fruto!

 

Nos podan los amigos, el grupo, la comunidad,

a través de relaciones claras y fraternales;

a través de la ayuda, la crítica y la exigencia.

Nos podan cuando ponen en crisis

nuestro estilo de vida y escala de valores;

cuando nos hacen afrontar las incoherencias

y zonas oscuras de nuestro ser.

 

Algunos se podan a sí mismos para dar más fruto.

Saben decir no a ciertas cosas.

Saben renunciar a bienes positivos y objetivos dignos

para conseguir bienes mayores y tesoros escondidos.

¡Dichosos esos hombres y mujeres!

Dichosos los que viven con ellos, porque participan de su fruto.

 

La mayoría de las podas vienen sin buscarlas.

Las trae la vida cuando menos lo esperas;

son podas involuntarias, imprevistas, a veces duras y dolorosas,

y no siempre las aceptamos como algo positivo.

 

Involuntaria o voluntaria

a tiempo o a destiempo,

asumida o rechazada,

la poda es el secreto

de las personas que se han hecho fuertes,

de los hombres y las mujeres que dan fruto,

de quienes tienen vida.

 

¡Pódanos, Señor!

¡Pódame, Señor!

 

 Florentino Ulibarri