Oraciones
para la
eucaristía
REENCUENTRO CON DIOS
(DOMINGO
24
TO)
ANÁFORA
Es justo, es obligado que no nos cansemos nunca
de darte gracias,
Señor Dios, porque has actuado con nosotros como
un padre y una madre
y has salido a nuestro encuentro, te has adelantado a darnos tu cariño,
sin esperar siquiera a que te correspondamos.
Gracias por ser como eres, puro amor, pura
bondad y generosidad.
Gracias porque estás en nuestro interior,
porque nos sostienes y nos das la vida.
Gracias porque no quieres que ninguno de
nosotros sufra ninguna penalidad.
Te confesamos, Padre,
que nos cuesta imaginar tu amor
incondicional, gratuito,
porque somos irremediablemente
interesados cuando amamos a los nuestros.
Humildemente, pero también con cariño de hijos,
queremos expresarte ahora nuestro agradecimiento
entonando este viejo himno en tu honor.
Santo, santo…
Te damos gracias de una manera especial, Dios
nuestro, por tu hijo Jesús.
Su atractivo y liderazgo nos ha reunido en torno
a Ti.
Jesús es la prueba viviente de tu amor hacia
nosotros.
Su vida acompasó una total entrega a los demás
con una continua oración.
Y tanto llegó a identificarse contigo que
conocerle a él es como conocerte a Ti.
Él nos ha enseñado en sus parábolas que nos
buscas, que nos esperas,
que te interesamos, que te alegras cuando
volvemos la mirada hacia Ti
que celebras fiestas en el cielo cuando nos
encontramos con nosotros mismos
y nos ponemos de nuevo al servicio de nuestros
hermanos.
Padre de Jesús y Padre nuestro, tratamos ahora
de recordar toda su vida,
repitiendo las palabras y gestos de su cena de
despedida,
partiendo y repartiendo este pan y brindando con
este vino.
El Señor Jesús, la noche en que iban a
entregarlo, cogió un pan,
dio gracias, lo partió y dijo:
«Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros;
haced lo mismo en memoria mía».
Después de cenar, hizo igual con la copa,
diciendo:
«Esta copa es la nueva alianza sellada con mi
sangre;
cada vez que bebáis, haced lo mismo en memoria
mía».
Recordamos agradecidos la vida entera de Jesús, tu hijo.
Este sacramento simboliza su compromiso vital
con la humanidad.
Queremos que represente también nuestro
testimonio personal y comunitario.
En la medida de nuestra limitación queremos
seguir a Jesús,
ser sus testigos, luz y sal para la gente de
hoy.
Sabemos que no haces milagros, que los milagros
los debemos hacer nosotros,
porque has delegado en nosotros la
responsabilidad de gobernar este mundo
y nuestra misión es hacerlo mucho menos injusto
y mucho más solidario.
Danos tu espíritu, Padre, y envíanos como
mensajeros tuyos,
ayúdanos, para que entre todos los seres humanos
de buena voluntad construyamos tu reino, hagamos
realidad tu proyecto.
Te damos las gracias por haber acogido en tu
regazo de Padre-Madre
a nuestros familiares y amigos difuntos.
Y te bendecimos ahora, ellos y nosotros, junto
con tu hijo Jesús,
como querríamos hacerlo por toda la eternidad.
AMÉN.
Rafael Calvo Beca
PRINCIPIO
Gracias Padre porque nos has traído a tu mesa.
Muchas veces nos vamos lejos de ti,
pero tú siempre sales a buscarnos
y siempre nos encuentras y nos invitas.
Gracias Padre, por Jesús, nuestro Señor.
OFRENDA
Como hizo el mismo Jesús, ponemos en tu mesa
este pan y este vino,
nuestro cuerpo, nuestra sangre, nuestra vida
entera;
ayúdanos para que sean un completa ofenda
entregada a tu Reino.
Por Jesús, tu hijo, nuestro Señor.
DESPEDIDA
Hemos disfrutado de tu presencia,
de tu perdón, de tu palabra, de tu pan.
Gracias, Padre, no permitas que nos alejemos
nunca de ti.
Por Jesús, tu hijo, nuestro Señor.
José Enrique Galarreta