MIÉRCOLES DE CENIZA
El
miércoles de ceniza es para los cristianos el inicio, la
inauguración de la Cuaresma, que nos prepara para la
gran fiesta de los cristianos: la Pascua, el triunfo de
Cristo sobre la muerte.
La
cuaresma es un periodo de preparación intensa para
recibir el bautismo. Para los ya bautizados, ha de ser
un tiempo de rejuvenecimiento de los compromisos
bautismales.
“Miércoles de Ceniza”: una tradición, un rito que se
sale de lo normal en nuestra liturgia latina al
tiznarnos con ceniza. La ceniza no es un acto más de
disfraz de carnavales, es un gesto penitencial de
reconocimiento de lo que somos, de lo poco que somos y
lo mucho que nos creemos, de las ganas de “dejar de
endiosarnos” para dar espacio a Dios en nuestro corazón.
Reconocemos que nuestra hambre no se sacia nada más que
con Dios.
La
liturgia de Cuaresma es sobria (ausencia de flores, de
adornos, de santos, de aleluyas, de gloria, de cantos,
de colores festivos...). Todo nos invita a centrarnos en
lo esencial: la Palabra de Dios, la oración, la
renovación de nuestro bautismo. Cuando se dé el cambio,
ya vendrá la fiesta...
PLEGARIAS INICIALES
Míranos, Señor, dispuestos a comenzar
este
tiempo cuaresmal,
un
tiempo favorable y oportuno
para
redescubrirte
y
acercarnos a ti.
El
camino se hace pesado.
Los
obstáculos son muchos.
Pero
estamos aquí
para
recordarnos que tú estás con nosotros,
nos
convocas a ser seguidores verdaderos.
No
vamos solos: tú nos acompañas en el camino.
Señor, ten piedad de nosotros.
Concédenos, Señor, la gracia
de
vivir santamente el tiempo cuaresmal
a
través de la oración,
el
ayuno cuaresmal
y una
vida penitencial
para
que así reavivemos los compromisos bautismales
y
seamos testigos ante los demás
del
nombre que profesamos.
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por
tu inmensa compasión borra mis culpas
Reconozco mi culpa.
Tengo
presente mi pecado.
Hice
lo que rompe y debilita el amor.
Hoy
te pido, Señor,
que
crees en mí un corazón limpio,
que
me renueves por dentro,
que
me des consistencia,
que
no me arrojes lejos de tu rostro,
que
no me eches en olvido.
Devuélveme, Señor, la alegría del encuentro,
afiánzame en tu amistad
y
volveré a ser el que Tú sueñas,
tu
amor me hará cambiar
y mi
boca proclamará tu alabanza.
Hoy Dios te convoca.
Hoy Dios sale a tu paso.
Hoy Dios te sugiere, con susurro de invitación:
Vuélvete
a mí. Te estoy esperando.
Purifica tu corazón
de
todo lo que le aparta de mí.
Hoy
Dios te dice:
Esta es una nueva oportunidad.
Este es un día de salvación.
En nombre de Dios: “Déjate reconciliar con Dios”.
Hoy
Dios te dice:
No
vivas de apariencias.
Trabaja en secreto tu corazón hasta hacerlo semejante a
Dios.
Entra en el secreto de tu vida. Atrévete.
Dios está en lo escondido, en tu adentro más íntimo.
Entra allí, en tu adentro.
Atraviesa la superficialidad que te rodea.
Entra en tu adentro y ora.
Dios escucha tu secreta oración.
Dios tiene ganas de intimar contigo.
Dios te está esperando.
Hoy
Dios espera hacerte nuevo.
Y alegrar tu vida.
Rito de la ceniza
¿Cuándo hicimos, Señor, esta ceniza?
Hemos
“hecho ceniza” nuestra relación con Dios cuando:
·
no
contamos con Él ni le dejamos sitio en nuestra vida,
·
le
sustituimos por otros dioses de oro y planta,
·
cuando no hacemos silencio ni oración en nuestra vida.
·
cuando primero yo, después yo, y por fin yo,
·
miramos para otra parte ante las necesidades de los
demás,
·
cuando callamos y nos lavamos las manos,
·
no
pensamos nada más que en nosotros mismos.
¿Qué
tenemos que hacer?
Reconocer nuestra ceniza:
la
obra de nuestras manos y de nuestro corazón,
y
comenzar a caminar en verdad cara a Dios.
Bendición
Dios,
tú no quieres la muerte del pecador,
tú
quieres que se convierta y arrepienta
y
viva.
Escucha, Señor, nuestras oraciones
y
bendice estas cenizas que nos vamos a imponer
como
señal
de
que aceptamos la reconciliación que nos brindas,
y el
perdón que nos prometes,
por
eso hoy emprendemos un camino de penitencia
para
vivir en santidad y justicia
y
fortalecer nuestra fragilidad
con
la ayuda de tu gracia.
Imposición
(Quienes lo desean se van acercando y recibiendo la ceniza)
·
Conviértete al Evangelio.
·
Pon a
Dios en tu vida; no le olvides mientras vives.
·
Reconoce tus límites y apóyate en el Señor, tu Dios.
Oración de fieles
Al
comienzo de la Cuaresma
nos
hemos reunido, Señor,
para
acoger la llamada a la conversión.
Que
todo hombre se deje tocar por la misericordia de Dios.
Que
todo hombre se deje conducir al amor de Dios.
Acuérdate, Señor, de los que se preparan para el
Bautismo.
Acuérdate, Señor, de los que olvidan su Bautismo.
Acuérdate, Señor, de los que no viven conforme al
Bautismo.
Acuérdate, Señor, de los que rezan.
Acuérdate, Señor, de los que te buscan y se sienten
buscados por ti.
Acuérdate, Señor, de los que te rechazan.
Acuérdate, Señor, de los que un día estuvieron en tu
redil.
Acuérdate, Señor, de los que se fueron por nuestros
malos ejemplos.
Acuérdate, Señor, de los que están saciados de sí
mismos.
Fortalece, Señor, a los catequistas.
Fortalece, Señor, a los predicadores de la Palabra.
Fortalece, Señor, a los que tienen que presentar tu
mensaje.
Anima
y alienta, Señor, a nuestra comunidad.
Que
tu Iglesia se ponga en marcha hacia ti, Señor.
Que
tu Iglesia viva esta Cuaresma como “tiempo oportuno” de
volver hacia ti.
Que
los predicadores de la Palabra la vivan y den testimonio
de ella.
Que
los que se preparan para el Bautismo te confiesen con
alegría.
Que
no nos falten creyentes impulsados por el Espíritu.
Que
no nos falten creyentes que nos den testimonio de la
fuerza del Espíritu.
Que
los que dudan, se animen.
Que
los que buscan, te encuentren.
Que
los de fe débil, se fortalezcan.
Que
los de fe inmadura, profundicen y se renueven en la
verdad.
Que
los de fe sólida no desfallezcan y apoyen a los demás.
Que no le falte a nuestro mundo el fermento de los
creyentes.
Álvaro Ginel
Colegio Loreto
Madrid, febrero ’07