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Libro de la biblia

* Cita biblica

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Fecha de Creación (Inicio - Fin)

-

SEÑOR PAPA

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Cuestión previa.

No se cómo le debo tratar. Tengo entendido que, tras el Vaticano II, quedó claro que a los cardenales no se les debe llamar eminencias, ni a los papas se le debe llamar ni santo, ni santidad, ni sumo pontífice. Sólo Dios es santo. A Vd., como a ningún papa, se le presupone la santidad. Y no está bien denominarlo sumo pontífice como al que ordenó la cruz para Jesús.

Tampoco es válida la herética denominación de vicario de Dios, ni vicario de Cristo. Ya es mucho suponer que un papa sea vicario de Pedro. Sabemos, hace tiempo, que sobre Pedro no se fundó nada, ni menos la iglesia de Jesús. Hoy, después de traducir bien los Evangelios, sabemos que el fundamento de la iglesia de Jesús es la fe que manifestó el duro y terco ("petrus", piedra) de Simón. Es decir, que lo que nos sostiene y nos une a todos es la fe en Jesús.

Le podría llamar "hermano Ratzinger". Pero el protocolo que le ampara es como una alambrada que me impide verlo como hermano, sea mayor, menor o mediano.

La culpa de todo esto es de Jesús por haber querido cambiar el mundo. Por lo visto a él, que sí tuvo fe, le chirriaban hasta las palabras: "sólo Dios es bueno" "no os llamo siervos, sino amigos" "no seáis como los poderosos de este mundo" etc.

Por lo tanto, desearía que, para ser fiel a Jesús, empiece Vd. por cambiar las palabras. Somos creyentes, queremos seguir a Jesús. Pertenecemos a la comunidad católica. Pero ya no tragamos más ruedas de molino sobre las que se asienta la Sede Romana. Nos parece un sacrilegio y un insulto a la humanidad doliente. Un poeta andaluz puso en boca de Pedro, estatua de bronce del Vaticano, una oración:

"Señor: déjame bajar al río,
y déjame ser pescador,
que es lo mío"


Tema de prensa.

Acabo de leer en la prensa que, Vd. señor papa, se queja amargamente por las críticas que le han llovido desde todas partes. "La carta es muy personal, muy angustiada, muy dolida y muy honesta", ha dicho un obispo italiano.

Según parece, Vd. no tiene la culpa, de sus meteduras de babucha blanca.

· "el Sumo Pontífice reconoce los "fallos" en la gestión que se hizo de su decisión de revocar la excomunión a cuatro obispos 'lefebvrianos', entre los que se encontraba el negacionista Williamson".
· "La rehabilitación del ultraconservador británico puso en pie de guerra a la comunidad judía internacional y obligó al Pontífice a reiterar la condena de la Iglesia al Holocausto y le ha exigido que se retracte".

Dice Vd. que...

"el incidente sobre el Holocausto ha desatado una tormenta de 'vehemencia' y que le ha herido profundamente, en especial porque muchas críticas provenían de católicos".

Se lamenta Vd. de que una medida que se proponía fomentar la unidad de la Iglesia Católica, puso a la institución en peligro de "devorarse a sí misma" por sus peleas internas.

Nadie debería alegrarse del sufrimiento de nadie. Pero me atrevo a pronosticar que le queda mucho por sufrir. Hasta pudiera ser que una secreta armonía histórica, es decir, justicia de la historia, le esté preparando un cóctel de cálices amargos.

Aprovéchese de esa experiencia. Aprenda lo que es sufrir por las críticas e incomprensiones de los demás. No puede olvidar lo mucho que ha hecho Vd. sufrir a montones de teólogos, o incluso cardenales.

Parece que para el Cardenal Ratzinger, Prefecto de la S. Congregación en defensa de la fe, Jesús era la Verdad. Y esa verdad era la verdad vista por él. Quizá olvidó un poco aquel Prefecto, que ese Jesús es también Vida y Camino.

Desde que es papa ha cometido muchos traspiés diplomáticos: con los judíos, con los musulmanes. Ha querido mostrarse bondadoso levantando excomuniones. Pero se ve que Vd. domina mejor el arte de excomulgar que el carisma de la bondad. ¡En mala hora hizo lo posible por llegar a Papa! Ni tiene el corazón de Juan ni el don teatral de Karol.

Es más. Mi opinión, atrevida, es que Vd. sabe mucha escolástica: sus métodos y sus contenidos. Pero ese sistema de pensar y esos contenidos, hoy no se acoplan, del todo, con la realidad que cada vez nos invade y nos va a inundar.


Un ejemplo. Cuando era Cardenal, discutió con Leonardo Boff, ante los cardenales Aloisio Lorscheider y Paulo Evaristo Arns. Defendía Vd. que "Ecclesia Christi est Eccclesia Catholica".

Pero resultaba que el Concilio había cambiado ese "est" por el verbo "subsistit". Es decir: No es lo mismo decir que la iglesia Católica es la Iglesia de Cristo que decir que la Iglesia de Cristo subsiste (permanece) en la Iglesia católica.

¿Acaso en las Iglesias protestantes o en las ortodoxas orientales no subsiste la Iglesia de Cristo?

En aquella ocasión intentó Vd. destrozar hasta el diccionario para defender que subsistir, en latín, era equivalente a sustancia. Lo cual es totalmente erróneo.

En resumen. Vd. no sabe de diplomacia civil. Y es demasiado empecinado y miedoso para dirigir la Iglesia Católica en la que subsiste Jesús. A pesar de todos los pesares.

 

Luis Alemán

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