A LA SOMBRA DEL VERANO
Francisco PuértolasA la sombra del verano, bueno es que remitas el ruido de las cosas para escuchar el eco de la vida y revisar los pasos del camino.
Eso no es "volver la vista atrás". Es preguntar qué huellas dejaste en el sendero, qué trecho compartiste con otros caminantes, qué asomaba a tus ojos del Misterio que sabes que te habita allá dentro. Es sopesar con paz los frutos del esfuerzo, la verdad de los límites y la certeza de que nada es posible sin la ayuda de Aquel que puede con todo.
Bueno es mirar atrás si aprendes a dar gracias:
• Por el viento que arrastra los pétalos caídos para que luego nazcan más y nuevos rosales.
• Por el agua que no cae cuando tú la persigues, pero llega a su tiempo y hace crecer la siembra.
• Por las flores del campo que agradecen serenas el sol y la tormenta que las hace más fuertes.
• Por la mano amorosa que conduce tu vida y la de todos, capaz de transformar y hacer las nuevas cosas.
Bueno es también si descubres:
• Que es gran sabiduría pasar haciendo el bien, trabajar sin descanso y dejar que las cosas sigan luego su curso porque no nos pertenecen.
• Que la alegría más honda se encuentra en cualquier parte, cuando se vive dándola.
• Que siempre hay un camino que nos llama a seguir, para llegar más lejos; porque siempre hay en la senda alguien que necesita una mano tendida, un hombro amigo, un corazón que escuche.
• Que el mundo está precisamente inacabado porque Dios quiere que seamos felices poniendo cada día el amor que le falta.
Bueno es que descanses a la sombra de Dios, bajo cualquier sombra de verano.
Que se acallen las voces que dispersan tu vida. Que respires muy hondo el viento del Espíritu, para volver de nuevo, "la mano en el arado", con la audacia gozosa de la primera entrega.
Después deja que te invada la paz de los sencillos, de los que conocen sus propios límites y se abandonan confiados en las manos de Aquel que cuenta el número de las estrellas y llama a cada una por su nombre.
Francisco Puértolas