col salome

 

Jesús creció y vivió empapándose de la fe y la confianza en Dios con las que vivía su madre, María. Los salmos fueron su escuela de oración, con ellos aprendió, oró, creció y vivió. A lo largo de su vida, sus palabras tienen referencias constantes a ellos.

En estos días, quiero acompañar a Jesús en su camino, rezar con él... rezar a Abbá... con las palabras de su corazón, y también con los salmos que son parte de él y que recogen los sentimientos de tantos hombres y mujeres de fe que nos precedieron. Para ello, he escogido algunos fragmentos de salmos, no muy extensos, para que nos puedan acompañar como en una melodía interior constante.

He escogido para el Domingo de Ramos el salmo 120. Jesús entró en Jerusalén con alegría pero también con temor y temblor y toda la consciencia de la realidad y el significado de ese momento. Pero lo hizo con confianza en su Padre, sintiéndose acompañado y arropado. Sabiendo perfectamente, de dónde venía la paz y la fuerza de su alma.

 

EL AUXILIO ME VIENE DEL SEÑOR
QUE HIZO EL CIELO Y LA TIERRA
EL GUARDA MI ALMA DE TODO MAL
ME ACOMPAÑA DE DÍA
Y DE NOCHE ME ESPERA

 

Música:Salomé Arricibita

 


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