Jesús en su plena humanidad, se sintió solo también. Pero no rechazó la certeza de un Padre que le amaba. Sus últimos pensamientos, sus últimos sentimientos, sus íntimos sufrimientos clamaban por el Amor de ese Padre que él sabía consigo. Fiel a ese sentimiento, Jesús buscó a Dios hasta su último aliento.
Fiel a ese sentimiento, quiero dirigirme con Jesús, con todos los crucificados de este mundo, al Padre, hasta mi último aliento.
ELI, ELI, LAMA SABACTANI
¿POR QUÉ NO ME ESCUCHAS Y ME SALVAS?
DIOS MÍO, DE DÍA CLAMO Y NO RESPONDES
DE NOCHE GRITO Y NO CONTESTAS
Salomé Arricibita
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