Jesús tenía el rostro de ese amor que es la medicina que más necesita la humanidad, un amor que todo lo abraza, que abre las puertas al olvido y cierra siempre las ventanas al odio y al rencor.
Jesús tenía el rostro de ese amor que es la medicina que más necesita la humanidad, un amor que todo lo abraza, que abre las puertas al olvido y cierra siempre las ventanas al odio y al rencor.