DIEZ MINUTOS EN SILENCIO   

                             
             

 

                             cristianos siglo veintiuno
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Diez minutos en silencio

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Salmo 136

 

Junto a los canales de Babilonia

nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión:

 ¡Cómo cantar un cántico del Señor

en tierra extranjera!

Si me olvido de ti, Jerusalén,

que se me paralice la mano derecha;

que se me pegue la lengua al paladar

 

No quiero volver a Jerusalén, Señor.

Si a Ti te trataron mal, a mi me destrozó su Torá.

Me hablaron de un Yahvé que incluía en su programa una tesis terrible.

Me hablaron de un Cristo misticón que esterilizaba la vida.

Me hablaron de un Espíritu que me encerró en mi egoísmo perfeccionista.

Me hicieron creer que era de un grupo escogido. Como de una secta elegida.

 

Prefiero una calle vulgar, de un pueblo vulgar, en una cola de un mercado vulgar.

Quiero ser vulgar, Señor. No me escojas para nada especial.

Me basta con ser hombre camino de ser humano.

Todas las tierras son mis tierras.