DIEZ MINUTOS EN SILENCIO   

                             
             

 

                             cristianos siglo veintiuno
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Diez minutos en silencio

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Salmo 108 

 

Dios, no estés callado,

que una boca perversa y traicionera

se abre contra mí…

 

Sí, Señor, cállate. No hagas caso al salmo.

Por mucho que tus escribas seudo-piadosos

le den las vueltas que quieran,

este salmo y otras muchas páginas

del Viejo Testamento no son digeribles.

 

Una errónea, ignorante, infantil e interesada doctrina,

equipara sin más las Sagradas Escrituras

a tu Palabra. Han devaluado tu imagen.

Se aprovechan de Ti para vomitar su veneno.

 

En este salmo y otras páginas,

que dicen inspiradas por Ti,

se alimentó la rabia del Corán de Ben Laden,

ese musulmán de ahora,

y el fanatismo de aquel cristiano medieval.

  

Que sus días sean breves.

Que sus hijos queden huérfanos,

y su mujer viuda,

que sus hijos mendiguen, vagabundos,

y pidan limosna, echados de sus ruinas;

que el usurero se apodere de sus bienes,

que nadie le demuestre clemencia,

y en su generación se acabe su apellido;

recuerda las culpas de su padre,

y no borres los pecados de su madre,

arranca de la tierra su memoria.

 

¡Menos mal que llegó Jesús!

Menos mal que llegó.

Única imagen del Padre.

Única Palabra del Padre.

¡Ven, Señor Jesús!