EVANGELIOS Y COMENTARIOS   

                             
                              

 

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Comentarios de Pedro Olalde

 

Hemos oído muchas veces y, tal vez, hemos creído al pie de la letra lo que en el pasaje del evangelio de hoy se nos dice sobre la Visitación de la Virgen a su prima Isabel. Sin embargo, esta narración forma parte de los relatos de la infancia de Jesús, que no son históricos sino teológicos, porque nos quieren transmitir quién es Jesús, según la visión que la primera comunidad creyente tiene de él.

 

No nos dan, pues, datos históricos ni sobre Juan Bautista ni sobre Jesús ni sobre la visitación de la Virgen. Incluso, el hecho de decir que María es prima de Isabel sirve sólo para hacer una comparación entre Jesús y Juan Bautista y expresar que Jesús es muy superior a Juan, porque él es el único enviado de Dios.

 

Cuando entra en casa de Isabel, María, por medio de su saludo comunica a Isabel y a Juan aquel Espíritu Santo que ella recibió en el anuncio del ángel, el día de su anunciación.

 

En Lucas, María es la modelo de creyente. Será provechoso hacer un pequeño recorrido sobre los rasgos de la creyente modelo, que es para nosotros María, con el ánimo de asemejarnos a ella.

 

María acoge en su corazón la Palabra de Dios, que el ángel le anuncia. Su “sí” nos invita a dar nuestro asentimiento a la Palabra de vida que llega cada día a nuestro corazón.

 

Ella concibe en su seno y da a luz a Jesús. A su imitación, se nos insta a que engendremos también nosotros a Jesús, acogiéndole en nuestra vida, reproduciendo en nosotros  sus rasgos y anunciando, a cuantos podamos, que él es el único salvador.

 

María es modelo por la profundidad que da a su vida, a través del encuentro con el misterio amoroso de Dios, que entabla un diálogo con ella y humildemente pide su consentimiento.

 

En definitiva, María es la modelo en acoger al Espíritu de Dios y en comunicarlo a los demás, a través de sus palabras y obras.

 

 

Comentarios de Patxi Loidi

 

Seguimos en el Adviento, próximos al nacimiento de Jesús. La visita o visitación de María a Isabel sigue al anuncio de los nacimientos de Juan Bautista y Jesús. Sirve de puente entre dichos anuncios y los respectivos nacimientos. María había recibido el Espíritu y ahora es instrumento del mismo Espíritu para Isabel y su hijo Juan. Después viene el canto profético de María, llamado Magnificat, por la primera palabra de la traducción latina.

 

Lucas usa cuarenta veces el título de Señor. Esta es la primera. Otros evangelios apenas lo usan. Es el título que predominó entre los cristianos procedentes del paganismo. A los reyes y personajes grecorromanos importantes se les daba ese título con sabor político y religioso (idolátrico); y los cristianos reaccionaban en contra y decían: Nuestro único señor es Jesús. Era una exclamación de espiritualidad y libertad; e, implícitamente, una crítica sociopolítica del sistema dominante.

 

La alabanza de Isabel a la fe de María es el contrapunto de su marido, Zacarías, que no dio fe al ángel (ver 1,19). Así queda resaltada la fe de María. Lucas va dibujando los rasgos principales de ella: la escucha de Dios, la fe, la aceptación de su vocación, la meditación de lo que escuchaba y el ponerlo en práctica. Son rasgos del evangelio, mucho más válidos y actuales que los que le han añadido después, con títulos y apariciones. Nuestra devoción mariana se basa en los textos del Nuevo Testamento.

 

El viaje de María no es muy verosímil. Pero nos revela la actitud de servicio de la que se llamó a sí mismo la esclava del Señor. Nos muestra uno de los rasgos de María.

 

  

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