EVANGELIOS Y COMENTARIOS
Lucas 9, 51-62
51 Cuando iba llegando el tiempo de que se lo llevaran a lo alto, también él resolvió ponerse en camino para encararse con Jerusalén.
52 Envió mensajeros por delante; éstos entraron en una aldea de Samaría para preparar su llegada, 53 pero se negaron a recibirlo, porque había resuelto ir a Jerusalén.
54 Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le propusieron:
- Señor, si quieres, decimos que caiga un rayo y los aniquile.
55 Él se volvió y los increpó. 56 Y se marcharon a otra aldea. 57 Mientras iban por el camino, le dijo uno:
- Te seguiré adondequiera que vayas.
58 Jesús le respondió:
- Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.
59 A otro le dijo:
- Sígueme.
El respondió:
- Señor, permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre.
60 Jesús le replicó:
- Deja que los muertos entierren a sus muertos.
61 Otro le dijo:
- Te seguiré, Señor, pero permíteme despedirme primero de mi familia.
62 Jesús le contestó:
- El que echa mano al arado y sigue mirando atrás, no vale para el reino de Dios.
Comentarios de Pedro Olalde
En el evangelio de hoy, Jesús está en camino a Jerusalén. En once capítulos de su evangelio, Lucas concibe a Jesús de camino a Jerusalén. Lógicamente, es un artificio literario, utilizando el trasfondo histórico del camino hecho por Jesús a Jerusalén, una vez, según los sinópticos o tres veces, según San Juan. De cuando en cuando, Lucas se encarga de hacernos recordar que Jesús está yendo hacia Jerusalén.
Con ello, Lucas nos muestra la firme decisión de Jesús de ir a Jerusalén, en coherencia con su enseñanza, aunque este camino hacia Jerusalén va a conducir a Jesús a la muerte.
Los mensajeros enviados por delante a preparar el camino no fueron bien recibidos por los samaritanos, pues al dirigirse a Jerusalén, daban muestras de estar a bien con los judíos. La enemistad entre judíos y samaritanos se remontaba a varios siglos atrás. Si los samaritanos hubieran sabido que Jesús no iba a Jerusalén a congraciarse con las autoridades judías, tal vez, hubieran sido bien recibidos.
El espíritu de venganza se apodera de Santiago y Juan. Piensan en un mesianismo espectacular y poderoso, capaz de arrasar todo lo que se oponga. No han entendido que la actitud de Jesús es de misericordia y no de destrucción. Jesús aparece aquí como defensor de la no-violencia. Poco caso hemos hecho los países cristianizados que, a lo largo de la historia, hemos causado miles y miles de muertos, a veces en nombre del mismo Dios.
De camino a Jerusalén, Jesús se encuentra con 3 discípulos, con los que se muestra muy exigente. En la marcha hacia el reino de Dios, Jesús pide una entrega total. El que mira atrás o hacia otros intereses, no vale para el reino. Jesús pide una gran libertad. No quiere seguidores con el corazón partido.
Esto está dicho en referencia a todos los seguidores de Jesús, no exclusivamente para los religiosos y sacerdotes.