Nos ha nacido un niño
Para mí,
creyente, celebramos juntos la maravilla de que en
un lugar sin nombre cierto, en un día de fecha
desconocida, en un año de cálculo aproximado, se
incorporó a la raza humana un niño que, como todos
los niños, fue creciendo, desarrollándose hasta
aparecer como tan tocado por Dios Creador, que supo
decirnos cómo era Dios, qué camino seguir para
crecer, y qué éramos los unos para los otros.
Sus palabras
produjeron una gran conmoción en su pequeño pueblo.
Hasta el punto que los que mandaban temieron por
ellos mismos, y pensaron que si le dejaban seguir
hablando, ellos perderían el mando y serían
perseguidos por estafadores.
En consecuencia
lo mataron.
Dicen. Decimos
los que hemos creído en él que resucitó. Al día
siguiente, en el momento, o a los tres días. Lo
cierto es que, poco a poco, algunos tuvieron
la evidencia de que
había resucitado.
Y esta creencia.
Esta fe. Esta certeza la vivimos los que después de
ellos seguimos creyendo en su palabra, en su muerte
y en su resurrección. Y esta fe ha producido,
durante muchos siglos y en nosotros, una certeza
capaz de darnos una esperanza, una vida y un enfoque
de la historia.
Ahora, unas
preguntas que espero nadie se atreva a responder:
·
Este niño, cuando nació ¿lo trajo Dios como una
importación de lujo?
·
Este niño ¿lo produjo la raza de los hombres?
·
Este niño ¿era un niño real o un injerto?
·
Cuando ya fue mayor ¿lo escogió Dios a él, o fue él
quien escogió a Dios?
·
¿Fue la Creación quien llevaba ya en su origen la
posibilidad de dar este fruto?
·
¿Tuvo el Creador que añadirlo a la creación para
salvar su creación?
·
¿Fue una reparación de un desastre o la culminación
de una maravilla?
·
¿Fue una llegada a Dios de los hombres o una venida
de Dios a los hombres?
No responda. Al
menos si no sabe las consecuencias que originarán,
en cadena, sus respuestas aceleradas.
Yo tampoco voy a
responder.
Pero sí “creo”
que este niño, conocido por Jesús de Nazaret, da
sentido a la Historia de los hombres. Da sentido al
Tiempo y al Espacio.
La incógnita de
lo que existe y de cómo existe, se despeja en Él
Sin Él, todo
sigue sin planos. Con Él, la fe sigue siendo
imprescindible. Pero mi vivencia de transformar
muerte en vida, me genera la gran esperanza.
Jesús es
imprescindible para la humanidad finita y mortal.
Navidad es una
celebración del triunfo de la Creación. En ella se
comenzó la “fabricación” del prototipo. Se va a
culminar el proyecto. Veremos el Camino, la Verdad,
tendremos Vida.
Deberían tener
cuidado las diferentes iglesias cristianas de no
empequeñecer la navidad, a base de piedades y
liturgias de todo a cien.
Luís
Alemán