Las parábolas (19)
Jesús y sus evangelistas
Lo que voy a escribir está motivado por una
discusión con Rafael, el editor de esta página Web
que acude al nombre de
www.feadulta.com. Esta discusión me hizo
reflexionar, para llegar a la conclusión de que hay
muchas preguntas u objeciones ante las que no es
posible responder con contundencia.
A Jesús no le acompañó ningún periodista. Nadie
grabó ni sus palabras, ni sus parábolas. Nadie llevó
una agenda de sus movimientos. Todo lo que sabemos
de él nos ha sido transmitido, sobre todo por los
llamados evangelistas que, a veces, sin haber
conocido directamente a Jesús, recogieron las
narraciones y recuerdos que se difundían y
transmitían de persona a persona, de comunidad a
comunidad, y lo que recogieron lo organizaron para
dejarlo por escrito. Pero no como historiadores en
el sentido actual del término, sino “para que
comprobemos la solidez de las enseñanzas con las que
hemos sido enseñados” Lc 1, 4
Lo que se escribió se hizo para “transmitir y
fundamentar la fe” como consecuencia de lo que
había ocurrido. “¿Eres el único, de paso por
Jerusalén, que no se ha enterado de lo ocurrido
estos días en la ciudad?” (Lc 24, 18)
Cada evangelista mezcló sus fuentes propias con las
fuentes comunes a otros evangelistas.
Pero cada evangelista destacó su acento o enfoque
propio. Cada evangelista se dirigía a una comunidad
diferente: unos judíos, otros paganos. Cada
evangelista parte de una cultura y formación propia.
Y lo primero que intenta es promover y fortificar la
fe en Jesús y su buena nueva. Lo histórico se
presuponía. La historia no sólo estaba ahí, sino que
era la base de la fe que intentaban difundir y
explicar.
Incluso dentro de los llamados tres evangelios
sinópticos hay notables diferencias.
Y estos diferentes enfoques de los evangelios,
también valen para las parábolas a pesar de la
afirmación de que son lo más exclusivo de Jesús de
Nazaret.
Por ejemplo, parábolas dichas por Jesús para
los judíos en general, cuando se escriben se aplican
a la comunidad cristiana que comienza. Parábolas que
fueron dichas a los discípulos se aplican a la masa
en general. Parábolas que Jesús crea para explicar
la vida normal, se recogen bajo un tono apocalíptico
que dominaba a la hora de escribir.
A veces se mezclan dos parábolas en una.
A otras parábolas se le cambia incluso el sentido,
al añadir como final una sentencia de Jesús dicha en
otro momento y con otra finalidad. Recordamos dos
ejemplos:
Primer ejemplo.
“Así es como los últimos serán primeros y los
primeros últimos”
Versículo 16 del cp. 20 de Mateo,
parábola de los jornales de la viña.
El propósito central de la parábola de Jesús es
demostrar a los “santos fariseos” y engreídos
racistas judíos, que el salario final en la buena
nueva que él predica es igual para todos, y que es
fruto del amor del Padre, y no prebenda de “pueblo
elegido”, ni consecuencia de una Ley. Llegar al
atardecer, o a la madrugada de los tiempos, no es
una moneda válida.
Sin embargo, Mateo, al añadir la sentencia de los
últimos que serán primeros, reduce la parábola a una
exaltación de la humildad para la incipiente
comunidad cristiana.
Segundo ejemplo.
“El señor elogió a aquel administrador de lo injusto
por la sagacidad con que había procedido, pues los
que pertenecen a este mundo son más sagaces con su
gente que los que pertenecen a la luz” (Lc16,
v.8).
Ruego una lectura del administrador sagaz,
parábola de la semana pasada:
la parábola del administrador sagaz
Joaquín Jeremías,
después de muchas explicaciones,
parece dejar claro que la parábola es
utilizada para añadir unas supuestas afirmaciones de
Jesús, dichas en otra ocasión. Que serán muy de
Jesús, pero que al añadirlas a la parábola
desvirtúan en gran manera su sentido.
Lucas 16, 8-14
8
El señor elogió a aquel administrador de lo injusto por la
sagacidad con que había procedido, pues los que
pertenecen a este mundo son más sagaces con su gente
que los que pertenecen a la luz.
9 Ahora
os digo yo: Haceos amigos con el injusto dinero,
para que, cuando se acabe, os reciban en las moradas
definitivas.
10
Quien es de fiar en lo de nada, también es de fiar en lo
importante; quien no es honrado en lo de nada,
tampoco es honrado en lo importante.
11
Por eso, si no habéis sido de fiar con el injusto dinero,
¿quién os va a confiar lo que vale de veras?
12
Si no habéis sido de fiar en lo ajeno, lo vuestro, ¿quién
os lo va a entregar?
13
Ningún criado puede estar al servicio de dos amos: porque o
aborrecerá a uno y querrá al otro, o bien se apegará
a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios
y al dinero.
14
Oyeron todo esto los fariseos, que son amigos del dinero, y
se burlaban de él.
Luís Alemán