EL EVANGELIO    

                             
                              

 

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Juan 3, 14-21

 

 

14 Lo mismo que en el desierto Moisés levantó en alto la serpiente, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, 15 para que todo el que lo haga objeto de su adhesión tenga vida definitiva.

 

16 Porque así demostró Dios su amor al mundo, llegando a dar a su Hijo único, para que todo el que le presta su adhesión tenga vida definitiva y ninguno perezca.

 

17 Porque no envió Dios el Hijo al mundo para que dé sentencia contra el mundo, sino para que el mundo por él se salve.

 

18 El que le presta adhesión no está sujeto a sentencia: el que se niega a prestársela ya tiene la sentencia, por su negativa a prestarle adhesión en su calidad de Hijo único de Dios.

 

19 Ahora bien, ésta es la sentencia: que la luz ha venido al mundo y los hombres han preferido las tinieblas a la luz, porque su modo de obrar era perverso. 20 Todo el que obra con bajeza, odia la luz y no se acerca a la luz, para que no se le eche en cara su modo de obrar. 21 En cambio, el que practica la lealtad se acerca a la luz, y así se manifiesta su modo de obrar, realizado en unión con Dios.