EL EVANGELIO    

                             
                              

 

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Lucas 10, 1-12 (13-16) y 17-20

  

 

1 Después de esto, el Señor designó a otros setenta y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. 2 Y les dijo:

 

- La mies es abundante y los braceros pocos; por eso, rogad al Señor de la mies que mande braceros a su mies.

 

3 ¡En marcha! Mirad que os envío como corderos entre lobos. 4 No llevéis bolsa ni alforja ni sandalias, y no os paréis a saludar por el camino.

 

5 Cuando entréis en una casa, lo primero saludad: “Paz a esta casa”; 6 si hay allí gente de paz, la paz que les deseáis se posará sobre ellos; si no, volverá a vosotros. 7 Quedaos en esa casa, comed y bebed de lo que tengan, que el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. 8 Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed de lo que os pongan, 9 curad a los enfermos que haya y decidles: “Está cerca de vosotros el reinado de Dios”.

 

10 Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a las calles y decidles: 11 “Hasta el polvo de este pueblo que se nos ha pegado a los pies nos lo limpiamos, ¡para vosotros! De todos modos, sabed que está cerca el reinado de Dios”. 12 Os digo que el día aquel le será más llevadero a Sodoma que a ese pueblo.

 

13 ¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho las potentes obras que en vosotras, hace tiempo que se habrían arrepentido vestidas de saco y sentadas en ceniza. 14 Por eso, el juicio le será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. 15 Y tú, Cafarnaún, ¿piensas encumbrarte hasta el cielo? Bajarás al abismo (Is 14,13.15).

 

16 Quien os escucha a vosotros, me escucha a mí; quien os rechaza a vosotros, me rechaza a mí; y quien me rechaza a mi, rechaza al que me ha enviado.

 

17 Los setenta regresaron muy contentos y le dijeron:

 

- Señor, hasta los demonios se nos someten por tu nombre.

 

18 Él les contestó:

 

- ¡Ya veía yo que Satanás caería del cielo como un rayo! 19 Yo os he dado la potestad de pisar serpientes y escorpiones y todas las fuerzas del enemigo; y nada podrá haceros daño.

 

20 Sin embargo, no sea vuestra alegría que se os someten los espíritus; sea vuestra alegría que vuestros nombres están escritos en el cielo. 

 

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