EL EVANGELIO    

                             
                              

 

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Mateo 7, 21-27

 

 

21 No basta decirme: «¡Señor, Señor!», para entrar en el reino de Dios; no, hay que poner por obra el designio de mi Padre del cielo.

 

22 Aquel día muchos me dirán: «Señor, Señor, ¡si hemos profetizado en tu nombre y echado demonios en tu nombre y hecho muchos prodigios en tu nombre!»

 

23 Y entonces yo les declararé: «Nunca os he conocido. ¡Lejos de mí los que practicáis la iniquidad!»

 

24 En resumen: Todo aquel que escucha estas palabras mías y las pone por obra se parece al hombre sensato que edificó su casa sobre roca. 25 Cayó la lluvia, vino la riada, soplaron los vientos y arremetieron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada en la roca.

 

26 Y todo aquel que escucha estas palabras mías pero no las pone por obra se parece al necio que edificó su casa sobre arena. 27 Cayó la lluvia, vino la riada, soplaron los vientos, embistieron contra la casa y se hundió. ¡Y qué hundimiento tan grande!

 

 

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