El evangelio de Tomás fue descubierto en 1945 y contiene una
interesante recopilación de dichos de Jesús. Es una valiosa
fuente para la historia del cristianismo primitivo.
Los
papiros de Oxirrinco, encontrados entre 1897 y 1903,
contenían distintos fragmentos en griego de algunos dichos
de Jesús. Ahora sabemos que pertenecían al Evangelio de
Tomás. Este texto figura en el segundo códice de la
biblioteca de Nag Hammadi, descubierta en 1945.
El
Evangelio de Tomás es una recopilación de 114 dichos o logia
de Jesús: frases sapienciales, parábolas, diálogos breves,
palabras proféticas y redentoras... No contiene ningún
material narrativo.
Un
texto gnóstico
Aproximadamente la mitad de estos dichos encuentra
paralelismos en los evangelios canónicos. Pero en realidad
se trata de un escrito gnóstico y esotérico que se presenta
como una colección de dichos de Jesús con un sentido
secreto, sólo accesible a los creyentes gnósticos.
Según
el gnosticismo, una herética desviación del cristianismo
primitivo que desembocaría en el maniqueísmo, el camino de
la salvación sólo se alcanzaría a través de una profunda
interpretación de las palabras de Jesús, que nos llevaría
directamente al conocimiento, a la iluminación y a la
inmortalidad. Jesús es el Maestro de la sabiduría celeste,
el Revelador de un mensaje trascendente que requiere una
compresión especial, la gnosis, que nos da la redención.
El
texto es posiblemente un producto literario de alguna
comunidad esotérica pero se atribuye a Tomás el Mellizo. Así
se expresa su prólogo: “Estos son los dichos secretos que
Jesús el Viviente ha dicho y ha escrito Dídimo Judas Tomás”.
Entronque histórico
El
Evangelio de Tomás se escribiría en Siria, quizás a finales
del siglo primero o más probablemente sobre el año 140. Por
Hipólito (muerto en 225) y por Orígenes sabemos que ciertos
grupos heterodoxos utilizaban un evangelio según Tomás. San
Agustín conocía textos maniqueos que citaban dichos del
Evangelio de Tomás.
Hubo
varias ediciones, quizás la primera fuera atribuible a un
medio cristiano de una ortodoxia aún imprecisa, sobre la que
posteriormente intervino un redactor gnóstico. El texto de
Nag Hammadi está escrito en copto ya en el siglo IV y los
fragmentos griegos de Oxirrinco habría que fecharlos en
torno al 150.
El
género literario de los dichos
El
Evangelio de Tomás ha sido objeto de numerosos estudios de
investigación en el medio siglo que ha transcurrido desde su
descubrimiento. Aunque no añadan mucho a nuestro
conocimiento de la predicación de Jesús, es evidente su
importancia para la historia de las comunidades cristianas.
Puede colegirse que, en sus periodos más tempranos, la
tradición literaria cristiana estuvo más diversificada de lo
sospechado y que circularon varias listas de dichos de Jesús
junto a los textos pre-canónicos emergentes.
Es
exponente de uno de los géneros literarios más antiguos que
transmitieron el mensaje de Jesús. Se ha entendido como una
confirmación indirecta de la supuesta colección de dichos o
“logia” de Jesús conocida como Q. Según esta verosímil
hipótesis, Mateo y Lucas seguirían varias fuentes
anteriores, tanto orales como escritas, pero
fundamentalmente estas dos: por un lado, el evangelio más
temprano de Marcos y por otro, la desaparecida recopilación
Q. Esta fuente Q estaría formada por los dichos que siendo
comunes a Mateo y a Lucas, no figuran en Marcos.
Una
fuente independiente y antigua
Entre
todos los evangelios apócrifos y extracanónicos, el
Evangelio de Tomás es el que parece más independiente
de los evangelios canónicos. Incluso se afirma que los
“logia” comunes o paralelos no fueron tomados de ellos. En
ocasiones representan una versión más antigua que la de los
propios evangélicos sinópticos.
El
paralelismo entre el logion 17 del EvTom y la cita de San
Pablo en 1 Cor 2,9 ha suscitado diversas opiniones, pero no
está clara la dependencia del primero respecto a la segunda
ni tampoco la perspectiva contraria.
El
principal interés para muchos investigadores es descubrir
cuáles de los dichos que no tienen paralelo en los canónicos
fueron verdaderamente palabras de Jesús. No es fácil tarea y
hasta el momento apenas hay acuerdo entre ellos. El logion
97 es de los que merecen mayor consenso.
Pero
quizás para un cristiano de a pie (es mi aproximación
personal al documento), su mayor interés consista
simplemente en volver a encontrarse con los mensajes de
Jesús, los de siempre, ahora dichos y enriquecidos con otras
y nuevas palabras.
Rafael
Calvo Beca