ORACIONES para la EUCARISTÍA    

                             
 

 

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Oraciones para la eucaristía

 

DOMINGO 1º de CUARESMA ciclo B

 

ANÁFORA

 

Te damos las gracias, Padre Dios,

y no nos cansaremos de agradecerte

todas las cosas buenas que has hecho por nosotros,

porque nos has creado y nos das vida

y estás en cada uno de nosotros.

Ya es una maravilla que podamos llamarte con toda confianza Padre

pero aún lo es más que tú nos consideres hijos tuyos,

nos conozcas por nuestro nombre y nos quieras incondicionalmente.

Gracias de corazón, Padre bueno.

Nos fallan las palabras para mostrarte nuestro agradecimiento.

Sintiéndonos pequeños hijos tuyos,

entonamos en tu honor este himno de alabanza.

 

Santo, santo… 

 

Gracias una vez más, Señor y Padre nuestro,

por habernos dado a tu hijo Jesús,

que a lo largo de toda su vida, haciendo el bien, queriendo a la gente,

te ha ido trasparentando

y así hemos conocido que eres un Dios bueno, todo amor.

Pero no improvisó su mensaje ni su vida.

Jesús pasó antes por el desierto.

Allí escuchó tu voz, la meditó

e hizo propio tu proyecto sobre el mundo.

En la oración y en el silencio se llenó de tu espíritu y se forjó

para enfrentar y superar las dificultades que le esperaban.

Al despedirse de los suyos, de todos nosotros,

nos pidió que nos reuniéramos en su nombre

y le imitáramos en el servicio y entrega a los demás.

 

Jesús, la noche en que iban a entregarlo, cogió un pan,

dio gracias, lo partió y dijo:

«Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros;

haced lo mismo en memoria mía».

 

Después de cenar, hizo igual con la copa, diciendo:

«Esta copa es la nueva alianza sellada con mi sangre;

cada vez que bebáis, haced lo mismo en memoria mía».

  

Abre, Señor, nuestros oídos al silencio. Queremos escuchar tu voz.

Apaga tanto ruido que nos envuelve. Así no te podemos oír.

Querríamos tener una firme voluntad de conversión,

superar nuestro afán desmedido del propio bienestar

y poner en primer plano la felicidad de los demás,

los que nos rodean y también los que viven lejos y olvidados.

Envía tu espíritu a la Iglesia para que dé ejemplo de austeridad

y de auténtica entrega a los más necesitados de la tierra.

Gracias, Padre, porque nuestros familiares y amigos difuntos

disfrutan ya de tu compañía.

Nos unimos a ellos y en el nombre de tu hijo Jesús,

queremos brindarte nuestro mejor homenaje, ahora y siempre.

 

AMÉN.

 

Colecta

 

Dios, rico en amor y misericordia,

que invitas a todos a la alegría de tu reino,

te pedimos al comienzo de la cuaresma

que renunciemos al mal

y vivamos creyendo de verdad en el evangelio.


Ofertorio

 

Dios, generoso en dones y gracias,

concédenos que, vivificados por tu palabra,

vivamos diariamente el camino de conversión

en acción de gracias y alegría.


Postcomunión

 

Dios, esperanza de los que creen en ti,

llena con tu espíritu y defiende de toda tentación

a quienes por la comunión estamos unidos a tu hijo Jesús.

 

 

 

 Estas tres oraciones se redactaron en Japón,

siguiendo la reforma litúrgica del Vaticano II

y han sido traducidas al español por José Lerga

http://www.telefonica.net/web2/vidaensintonia/tonosorientales.html