LA
CASTIDAD
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El contexto
de la castidad es la sexualidad.
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La castidad
nos permite vivir la sexualidad en el momento oportuno, el
lugar adecuado y la persona idónea.
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Es un arte
que supone dominio y buen gusto.
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La castidad
no es abstinente sino continente.
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Enriquecida
por el amor y la moderación, acontece pura.
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La pureza
es la gama alta de la sensibilidad, más allá de la simple
sensualidad.
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La castidad
es contención, medida, freno, control, transparencia,
pureza, pudor, rectitud de intención...
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No es
necesariamente abstinente, pero sí que puede ser necesaria
para calar la profundidad de la vida sexual.
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La castidad
va contra los excesos y está al otro lado de la lujuria.
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La
moderación en la búsqueda del placer sexual es la marca del
equilibrio de las personas espirituales que tienen una buena
jerarquía de valores.
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La modestia
y la templanza configuran la castidad vivida con generosidad
moderada.
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La castidad
es el suave autodominio y la capacidad de moderar el
instinto sexual, que desenfrenadamente podría acontecer
brutal.
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La
educación de la castidad pide abstención previa para hacer
posible la continencia, que es la virtud que nos permite
contenernos a través de un control adecuado y moderado.
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La castidad
purifica la sexualidad y la hace más amorosa, tierna y pura.
Salvador G. Figueras
Nota: el autor agradecería sus
comentarios (info@feadulta.com)
