Capítulo
8
La
Iglesia “sacramento”
y el
origen de los “sacramentos”
Como es bien sabido, la teología de los sacramentos no llegó
a cuajar definitivamente hasta bien entrado el siglo XIII.
Ni el concepto de sacramento, ni el número de los
sacramentos, fueron ideas teológicas debidamente asentadas
hasta los tiempos de la gran escolástica.
Se suele admitir convencionalmente que fue Pedro Lombardo
(s. XII) quien dio la noción de sacramento, que luego
elaboraron y precisaron los grandes teólogos del s. XIII.
Y, en cuanto al número de los sacramentos, sabemos que, en
pleno s. XII, había autores que hablaban sólo de tres
sacramentos, como es el caso de san Bernardo, o también
había quienes enumeraban más de treinta sacramentos, cosa
que se dice en la teología de Hugo de san Víctor. Más aún
todavía en el s. XIV, hay sínodos locales que mencionan
entre los sacramentos la consagración de un abad o la
sepultura de un cristiano.
Por otra parte, ya se sabe que, en la Edad Media, cuando se
estructura la teología como un conjunto de saberes
sistematizados, nacen los distintos tratados teológicos
(sobre Dios, sobre Cristo, sobre la gracia, los sacramentos,
etc), pero sorprendentemente en aquella sistematización
teológica no apareció el tratado sobre la Iglesia.
Los historiadores de la teología han discutido el motivo de
este silencio. El hecho es que, en aquellos tiempos, quienes
escribían sobre la Iglesia no eran los teólogos, sino los
juristas y canonistas. Porque hablar de la Iglesia, para los
hombres del medievo, era hablar de la “potestad
eclesiástica”. Abundan, en efecto, los tratados De
auctoritate et Potestate Ecclesiastica.
Así las cosas, hoy vemos claro que, en aquellos siglos ni
nació, ni pudo nacer, un tratado completo sobre los
sacramentos. Porque no se había elaborado el tratado de la
Iglesia como Sacramento. Dicho de otra forma, sólo a partir
del concilio Vaticano II, podemos tener una teología más
elaborada y completa sobre los sacramentos cristianos.
Ahora bien, todo esto nos viene a decir que ahora es cuando
podemos tener una idea más completa y, por tanto, más
profunda de lo que es el sacramento y sobre el origen de los
sacramentos.
Ya dijo K. Rahner que en la Iglesia hay sacramentos porque
Cristo fundó su Iglesia como Sacramento. Históricamente,
resulta imposible saber si Jesús instituyó el sacramento del
matrimonio o del orden, por poner dos ejemplos concretos. No
hay datos para eso en el Nuevo Testamento.
Entonces, ¿en qué sentido se puede afirmar que Cristo
instituyó los siete sacramentos que celebra la Iglesia? En
cuanto que Jesús, al anunciar el Reino de Dios, puso el
origen o fundamento de la Iglesia (LG 5, 1). Y lo hizo
mediante el movimiento de creyentes y discípulos que se
congregaron junto a él y siguieron su vida y sus enseñanzas.
Ahí estuvo el origen de la Iglesia. Y, por tanto, el origen
de los sacramentos también.
La Iglesia, como signo visible de la presencia invisible de
Cristo entre los hombres. Y así también, signo de los
sacramentos, que hacen presente y operante a la Iglesia en
los momentos más determinantes de la vida humana.
Todo esto nos viene a decir algo de extrema importancia, a
saber: si la Iglesia es el signo visible de la presencia
invisible de Cristo en el mundo, y si de esa manera la
Iglesia y los sacramentos hacen visible a Cristo que ya no
está al alcance de nuestra vista, todo esto conlleva y exige
que los sacramentos se celebren de forma que, en ningún
caso, la Iglesia aparezca ante la gente como signo o
manifestación de cosas que poco o nada tienen que ver con lo
que, de hecho, fue la existencia de Jesús el Mesías (Cristo)
entre los hombres.
Por tanto, los sacramentos no se deben celebrar jamás como
actos que en realidad resulten ser:
1) Actos sociales, por ejemplo en el caso de bautizos,
primeras comuniones, bodas o no pocas misas, celebraciones
en las que lo central en el acto no es precisamente la
memoria o el recuerdo de Jesús, sino el status social, el
rango económico o la ocasión para el lucimiento y la
frivolidad de no pocas personas o familias.
2) Actos militares, como es el caso de determinadas
celebraciones que son utilizadas por las fuerzas armadas
para atestiguar los valores que pretenden inculcar a la
población.
3) Actos de carácter político, cosa que suelen hacer los
partidos políticos de derechas cuando quieren afirmar su
confesionalidad militante o legitimar su razón de ser en la
sociedad.
En ninguno de estos casos, la Iglesia puede ceder ante la
manipulación, las formas más disimuladas de soborno o - lo
que es más detestable - el simple interés económico o la
defensa de ciertos privilegios. En tales casos, el
sacramento queda adulterado de raíz, ya que, en lugar de
hacer visible a Cristo, lo que hace patente es la presencia
del Anti-Cristo en el mundo.
José M. Castillo
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