No hagas diferencia entre el hijo de un hombre rico y el de un hombre común. Antes bien, considera a cada hombre según lo que hace, y no por las cosas que posee.
No tomes las armas para destruir la vida de otros hombres. La fuerza de las armas es destruida por la fuerza de las armas. Pero la justicia permanece. Embellece tu vida con la rectitud de tus obras y el ejercicio de la Justicia.
La bondad del corazón agrada a Dios más que las ofrendas y los sacrificios de quien comete injusticias.
Protege al débil; oponte a la violencia. Seca las lágrimas del que está triste, transformándolas en consuelo. Da de tu pan al que pasa hambre, dale agua al que tiene sed, ofrece tus ropas al que no tiene con qué vestirse.