Hermanos, seguid mi ejemplo, y fijaos en los que andan según el modelo que tenéis en mí. Porque, como os decía muchas veces, y ahora lo repito con lágrimas en los ojos, hay muchos que andan como enemigos de la cruz de Cristo: su paradero es la perdición; su Dios, el vientre; su gloria, sus vergüenzas. Sólo aspiran a cosas terrenas.
Nosotros, por el contrario, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestra condición humilde según el modelo de su condición gloriosa, con esa energía que posee para sometérselo todo.
Así pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi corona, manteneos así en el Señor, queridos.
Para releer el comentario de José E. Galarreta, pinche aquí