Es imprescindible cambiar y actualizar las imágenes de María de Nazaret abandonando esa doncella sumisa de ojos bajos. Tampoco es una solución válida arrinconarla y silenciar su figura porque no sabemos cómo encaja en nuestra cultura actual. Es necesaria una revisión de las escrituras canónicas y apócrifas, así como de las tradiciones populares que nos han transmitido valores como fuerza y consuelo en nuestras luchas cotidianas.