Para ser un súper héroe no hace falta salir en los cómics. Nuestro querido Miguel Ángel lo era. Cánquel le llamábamos sus amigos. Y algunos en feadulta le llamábamos Bannerman. Es un apodo que él mismo se puso un día, de broma, pues era el encargado de hacer los banners de la portada. He querido recordarle así porque creo que le hace justicia. Un hombre cualquiera no abarca tanto. Parece que tuviera súper poderes.
Trabajaba para su empresa con un gusto exquisito y siempre a la última en las nuevas tecnologías. Amante del arte en todas sus facetas, le daba tiempo a leer, escuchar música, ver cine… y además compartir sus aficiones y recuerdos en su blog, con gran estilo literario, por cierto. Actor de teatro y cortometrajista, disfrutaba y hacía disfrutar cuando salía al escenario. El capítulo como padre tendrán que describirlo sus hijos, pero yo he sido testigo de cómo compartía cantidad de tiempo con ellos. Les hacía tortitas con nata, estudiaba con ellos, les acompañaba en los hobbies deportivos e incluso les inició en el arte de la interpretación. Detallista con su mujer, me atrevo a asegurar que siempre fue para ella ese compañero tranquilo donde se serenaba todo el trajinar del vivir.
Pero allá donde iba, su don más preciado era el de ser capaz de arrancar una sonrisa en todo el que le escuchaba. Hoy en el Tanatorio todos estábamos tristes, echábamos de menos que Cánquel nos hiciera olvidar la pena con una de sus bromas. Tuvo que ser la hermana la que al final nos recordó lo que Miguel nos está gritando desde la casa del Padre, desde el interior de cada uno: ¡Venga…, anda, anda, anda! ¡Dejaos de llantos! Y tomaos una cerveza a mi salud.
Volviendo a su trabajo como voluntario en este portal, quería contaros que además de los banners que puntualmente componía a partir del material que le daba Marta Salazar, también maquetaba algunos de los libros de nuestra editorial y algunas portadas. Era un diseñador gráfico de primer orden y tuvimos la suerte de que nos rediseñara el logotipo de la web. Teníamos el logo ya hecho desde hace meses pero queríamos renovar algunas cosas más de la web y sacar todos los cambios a la vez, pero no ha sido posible. Por eso, en cuanto me enteré de la triste noticia, quise subir el banner que habíamos hecho con el nuevo logo para que todos podáis reconocer su buen hacer y su creatividad.
Y bueno, después de dejar claros mi admiración y mi agradecimiento a Bannerman por tantas horas de trabajo y talento que volcó en nuestra web, quería contaros un poco de su biografía para los que no le hayáis conocido. Utilizaré palabras suyas que publicó en redes sociales.
Nació en Oviedo en 1970. Estudió Publicidad en la Complutense de Madrid. Allí conoció a Begoña, que ha sido el amor de su vida durante 26 años que han estado juntos. Se casó con ella y tuvo dos hijos, Óscar y Miguel, que hoy tienen 11 y 14 años. Vivieron unos años en Dublín y a su vuelta a España encontró trabajo en Cambridge University Press. A los 47 años, el pasado 4 de noviembre, perdió la vida en un fatídico accidente de tráfico.
Se auto describía así en su blog, que lleva por título “A mi ritmo” y que se encuentra alojado en la web del diario “La Nueva España”: «Describirme me cuesta tanto como estornudar con los ojos abiertos. Trabajo en una editorial de libros de inglés. Actor frustrado, me consuelo con obras de aficionado y con mi familia».
Le gustaba esta frase de Unamuno. La mandó por Whatsapp el día de Reyes: “Agranda la puerta, padre, porque no puedo pasar. La hiciste para los niños, yo he crecido, a mi pesar. Si no me agrandas la puerta, achícame, por piedad; vuélveme a la edad aquella en que vivir es soñar” (Unamuno).
Disfrutó como un niño en todas las etapas de la vida. En el duelo, se acercó a Begoña un compañero suyo de la carrera y le dijo que Cánquel era el alma de la Facultad. En su blog podéis comprobarlo: «Nada volvió a ser lo mismo en mi vida desde que mis padres hicieron el esfuerzo de costearme los estudios en Madrid. Ese regalo yo lo pagué desbocándome cual cabra sin correa que me atase. La actitud era todo y verme entre estudiantes de mi edad, de toda condición y procedencia, cargados de hormonas y con ganas de pasarlo bien, era pisar el cielo. Todo era nuevo y descontrolado, pero a pesar de estar perdido, no me porté tan mal, ni hice la mitad de locuras que muchos de los que hablo aquí. Estudié lo justo para obtener el título, pero aprendí lo que no estaba en los escritos».
En Facebook podemos leer su frase favorita: “Ayer es historia, mañana es un misterio, hoy es un regalo… ¡es por eso que le llamamos Presente! (Kung-fu Panda).
Y termino con otro texto sacado de su blog: «Patrocinio va a cumplir 83 años en noviembre. Me lo contó desde su cama de hospital convencido de que, a pesar de todos sus achaques y enfermedades, va a llegar ese día y que lo celebrará en la casita que tiene en un pueblo de Cuenca, con los cuatro hijos que dijo tuvo que criar “con mucha dificultad” y de los que hablaba llenándose la boca. La vida pasa y sé que es un topicazo, pero no eres consciente de ello hasta que algo te toca el hombro, despierta esa voz interior y te pregunta punzante ¿Y tú que has hecho? Dejé a Patrocinio al día siguiente en la habitación que compartimos, sabiendo que no le vería más. Pero no estaba solo. Se quedaba con sus 82 años de logros y recuerdos y con el deseo firme de celebrar sus 83 con los suyos».
Aunque será duro no poder contar con su compañía, tampoco nos quedaremos solos. Cánquel siempre vivirá en nuestro recuerdo, cariño y admiración.
Inma Calvo, 6-noviembre-2017