Todos estamos invitados al banquete de Dios. Y nos jugamos mucho si vamos a la fiesta de Dios con prejuicios y dejando de lado a nuestros hermanos.
Todos estamos invitados al banquete de Dios. Y nos jugamos mucho si vamos a la fiesta de Dios con prejuicios y dejando de lado a nuestros hermanos.