Por Ain Karem. Aliento de Dios en nosotros, espíritu de Dios, no tiemblen tus huesos, porque yo seré tu fuerza, al que invocamos rebelando la ternura que nos infunde en lo más profundo, para vivir la vida que crece muriendo.
Por Ain Karem. Aliento de Dios en nosotros, espíritu de Dios, no tiemblen tus huesos, porque yo seré tu fuerza, al que invocamos rebelando la ternura que nos infunde en lo más profundo, para vivir la vida que crece muriendo.