Es un Papa de gestos. Simples, sencillos, rotundos. Significativos. No por mucho decirlo deja de ser sorprendente. El último -hasta la fecha- se vivió ayer cuando Francisco, una vez más, se saltó el protocolo y los controles de seguridad y se bajó del jeep para firmar la escayola de una niña con la pierna izquierda rota.
Ocurrió este miércoles, al término de la audiencia pública del Pontífice, cuando el coche papal se dirigía al brazo de Carlomagno, donde normalmente se colocan las personas enfermas o con discapacidad. En ese momento, Francisco vio a una niña en silla de ruedas, con la escayola que cubría toda su pierna izquierda, desde la ingle a los tobillos. El Papa hizo un gesto a su chófer, que ya debía intuir que el paseo no iba a acabar tan pronto, y descendió del jeep para firmar el yeso de la pequeña.
No sabemos si el Papa se "limitó" a estampar su firma junto a la de los amigos de la niña (la escayola estaba repleta de buenos augurios, flores y dibujos), o escribió algo más. Lo que parece seguro es que la pequeña guardará como oro en paño el yeso, la primera muestra pública de la "encíclica" que parece querer escribir el Obispo de Roma.
Jesús Bastante