El Papa Francisco ha advertido del "daño que ocasionan al pueblo de Dios los hombres y mujeres de la Iglesia que son 'carreristas', escaladores, que usan al pueblo, a la Iglesia, a los hermanos y a las hermanas --a quienes deberían servir-- como trampolín para los intereses propios y las ambiciones personales".

Así lo ha indicado este miércoles durante una audiencia a más de 800 monjas que han participado en la Asamblea Plenaria de la Unión Internacional de las Superiores Generales (UISG). A ellas se ha referido para pedirles que sean "madres" y "no solteronas".

El Papa Francisco ha agradecido a las religiosas "todo lo que hacen" y les ha recordado que su vocación significa "centrar la existencia sobre Cristo y sobre su Evangelio, sobre la voluntad de Dios, dejando los propios proyectos para poder decir, como San Pablo: 'no soy yo que vivo, sino Cristo vive en mí'".