La CEE denuncia la "economía sin rostro" y pide "no dejar todo en manos de la banca".
Piden "perdón por los momentos en que no hemos sabido responder a los lamentos de los más necesitados".
El documento denuncia "un orden económico establecido exclusivamente sobre el afán de lucro y las ansias desmedidas de dinero, sin consideración a las verdaderas necesidades del hombre"
Los obispos se apartan definitivamente de la doctrina social y política del Partido Popular, y denuncian la corrupción como "una grave deformación del sistema político", al tiempo que recuerdan que "las desigualdades sociales se han ido acrecentando", por más que las cifras macroeconómicas indiquen el final de la crisis. "Aunque digan que la crisis se está superando, hasta que no se haga efectiva en la vida de los más necesitados, no nos conformaremos", subrayó el presidente de la comisión de Pastoral Social, Juan José Omella durante la presentación de la instrucción pastoral "La Iglesia, servidora de los pobres".
En el mismo, y por primera vez en mucho tiempo, los obispos hacen una profunda autocrítica, al pedir "perdón por los momentos en que no hemos sabido responder con prontitud a los lamentos de los más necesitados", y subrayar su intención de comprometerse, junto al Papa Francisco, en la promoción de una sociedad de "liberadores de las pobrezas".
En la presentación del documento, el portavoz episcopal, José María Gil Tamayo, incidió en que éste "no es un documento contra nadie, no es la palabra de un contrincante político en tiempo electoral", sino "la voz de la Iglesia que quiere hablar a los fieles y una iluminación a los problemas que tiene nuestro país".
"No es un documento político, ni mucho menos partidista, es la voz de la Iglesia que no puede quedar reducida a las sacristías sino que tiene una voz que decir en sociedad desde la Doctrina Social de la Iglesia", añadió Gil Tamayo.
Por su parte, Omella subrayó la intención de los obispos de, "en estos momentos de crisis, crear un clima de esperanza entre los cristianos y los que quieran escucharnos ante esta difícil situación que afecta a tantas personas".
Por primera vez en mucho tiempo, los obispos no asumen las tesis populares sobre la recuperación económica, y muestran su preocupación por las familias golpeadas, el paro de los jóvenes y los parados de larga duración, la situación de los inmigrantes, el empobrecimiento de la población y la corrupción, "que provoca alarma social y preocupación entre los ciudadanos", resaltó Omella, quien incidió en que esta situación "tiene su raíz en factores morales, sociales y económicos". "Tenemos que poner la transparencia y la honradez en el servidor político".
"Debemos afrontar realmente las raíces de la pobreza, y para ello es necesario que los responsables públicos, los miembros del Gobierno, pongan en marcha acciones de todo tipo: fiscales, de redistribución de bienes, de humanización del trabajo... Porque la pobreza es evitable en la actualidad".
Por ello, reclamó un pacto social contra la pobreza, así como "recuperar la dimensión ética de la economía", basada en la redistribución de bienes, pues "no se puede pensar que la actividad económica puede resolver todos los problemas sociales". "Pedimos que toda la sociedad vaya trabajando en una sola dirección. No podemos dejar todo en manos de los poderes económicos, de la banca".
"Muchas personas viven sometidas a una economía sin rostro humano, ansias desmedidas de dinero, sin consideración a las verdaderas necesidades de la personas", indicó el obispo, quien señaló cómo el documento denuncia "un orden económico establecido exclusivamente sobre el afán de lucro y las ansias desmedidas de dinero, sin consideración a las verdaderas necesidades del hombre", que conlleva "desequilibrios que las crisis recurrentes ponen de manifiesto".
A su vez, los obispos denunciaron la cultura "del aquí y del ahora, donde la solidaridad no tiene gran espacio" y se impone "lo puramente técnico". También cómo "la pobreza crece en épocas de recesión, y no se recupera en épocas de bonanza".
"Los obispos aportamos unas referencias extraídas de la DSI, que pueden ser guías para valorar y reorientar: la dignidad de la persona, el destino universal de los bienes, la solidaridad como criterio fundamental, la defensa de los derechos y promoción de los deberes, trabajar por el bien común y la subsidiariedad como principio fundamental", añadió Omella.
"En la Iglesia queremos ser buena noticia para los pobres, y necesitamos convertirnos también como liberadores de las pobrezas", subrayó el obispo, quien incidió en que "necesitamos una sólida espiritualidad basada en el compromiso, la lucha contra la injusticia y el amor de Dios".
Estas son algunas de las propuestas de la instrucción pastoral
• Crear empleo. Las empresas han de ser apoyadas para que cumplan una de sus finalidades más valiosas: la creación de empleo. En los tiempos difíciles y duros para todos -como son los de las crisis económicas- no se puede abandonar a su suerte a los trabajadores pues sólo tienen sus brazos para mantenerse.
• Que las Administraciones públicas, en cuanto garantes de los derechos, asuman su responsabilidad de mantener el estado social de bienestar, dotándolo de recursos suficientes.
• Que la sociedad civil juegue un papel activo y comprometido en la consecución y defensa del bien común.
• Que el mercado cumpla con su responsabilidad social a favor del bien común y no pretenda sólo sacar provecho de esta situación.
• Que las personas orientemos nuestras vidas hacia actitudes de vida más austeras y modelos de consumo más sostenibles.
• Que, en la medida de nuestras posibilidades, nos impliquemos también en la promoción de los más pobres y desarrollemos, desde la coherencia ética con nuestros valores, iniciativas conjuntas, trabajando en "red", con las empresas y otras instituciones apoyando, también con los recursos eclesiales, las finanzas éticas, microcréditos y empresas de economía social.
• Que la dificultad del actual momento económico no nos impida escuchar el clamor de los pueblos más pobres de la tierra y extender a ellos nuestra solidaridad y la cooperación internacional y avanzar en su desarrollo integral.
• Cultivar con esmero la formación de la conciencia sociopolítica de los cristianos de modo que sean consecuentes con su fe y hagan efectivo su compromiso de colaborar en la recta ordenación de los asuntos económicos y sociales.
Jesús Bastante para Religión Digital, 27 de abril de 2015