¿Qué será capaz de hacer?
"Por su palabra y praxis, no deja indiferente a nadie"
Visita de Francisco a Chile, un desafío
Faltan pocas horas para que el Papa Francisco esté en Chile, entre todos nosotros para que juntos escribamos esta valiosa historia de recibir, acoger y escuchar a un Hermano que marcó a la feligresía de Buenos Aires, que puso su sello evangelizador en la Conferencia de Aparecida y que, como Papa, por su palabra y praxis no deja indiferente a nadie, solo por nombrar algunas de sus notables cualidades como jesuita, obispo y ahora Papa de la Iglesia Católica.
En estos casi cinco años de pontificado son innumerables sus escritos, homilías y discursos en que explicita claramente que está comprometido en reformar la Iglesia. Tarea difícil, lenta y llena de obstáculos, algunos visibles y los más desde las sombras. Diremos simplemente que basta recordar los motivos por los cuales renunció Benedicto XVI. No fue por una simple oposición, fue porque ya no tenía fuerzas para controlar una serie de situaciones delicadas en la curia vaticana y en no pocas iglesias locales esparcidas por todo el mundo. Por esto y más, Francisco pide con insistencia que recen por él.
El Papa Bergoglio tiene claro su plan de gobierno para la Iglesia. Nuestra publicación y portal de noticias sigue todas sus reflexiones y especialmente el notable impacto de Evangelii Gaudium y Laudato Si'. Esas son las bases de su plan de reformas que hasta ahora han calado más que a "los hombres de Iglesia" a una ciudadanía mundial que clama por frenar a una economía global que produce y reproduce "descartados" en palabras de Francisco. No es casual que este líder religioso dijera clara y explícitamente que "esta economía mata". Esa afirmación pontificia, junto a su encíclica y exhortación apostólica, produjo un remezón solo comparado a lo que significó para la ciudadanía mundial la encíclica Rerum novarum. O, lo que significa hasta ahora para la Iglesia y su Laicado la implementación del Concilio Vaticano II. Francisco, desde otra perspectiva, le pide a los obispos que salgan del encierro... que estén con la gente...que no sean príncipes, sino servidores... Ha dicho con toda claridad que el clericalismo lleva a la funcionalización del Laicado...Y que la Iglesia no puede ser una ONG...A los jóvenes que hagan lío...
¿Cuál será el impacto de la presencia de Francisco en Chile?
Somos los primeros en reconocer que la Iglesia y la sociedad chilena pasan por momentos de crisis y no pocas tensiones creadas, principalmente, por la pobreza, los abusos y la inequidad. Basta leer el reciente documento de la Conferencia Episcopal: "Chile, un hogar para todos" para constatar que hay diversas situaciones que tensionan a las familias, a los trabajadores, a los jóvenes. Solo de muestra un botón: En Chile, hoy, cuando arribe Francisco, hay 650 mil jóvenes que no estudian ni trabajan y no porque no lo quieran. Son, lastimosamente, los que el propio Papa llama los ni-ni... Esta realidad socio-económica preocupa a la Iglesia y mayormente al Papa que no se cansa de denunciar este escándalo que afecta a millones de jóvenes del mundo.
Hemos de tener presente que Papa Francisco no es Dios. Es el Obispo de Roma y representante de Pedro en esta tierra. Por lo tanto, es normal que no todos estén en sintonía con sus postulados, directrices y orientaciones, más cuando también se puede equivocar en algún aspecto del gobierno de la Iglesia o de un nombramiento episcopal. En Chile hay un caso emblemático; el nombramiento episcopal que llevó al Obispo don Juan Barros Madrid del obispado Castrense a la Diócesis de Osorno.
También motivo de grave escollo y variadas críticas es la lucha por hacer justicia en los casos de pedofilia que han azotado a la Iglesia en tantos lugares y bajo diferentes formas. La Iglesia hace esfuerzos por sanear la casa, sacar al personal consagrado acusado de este crimen y trata de acompañar a las víctimas. Pero, al parecer, todo este trabajo y afán humano no es suficiente y todavía hay casos en Chile y el mundo que remecen las conciencias rectas de millones de creyentes y personas de buena voluntad que no toleran estos escándalos que ocurren en las iglesias y fuera de ella.
Chile, lastimosamente, tiene un episodio gravísimo y doloroso como es el "Caso Karadima", pero hay otros en diferentes Órdenes Religiosas, los más bullados han afectado a los Legionarios de Cristo ya que un religioso condenado por abuso a una joven menor de edad sigue en el Sacerdocio. Y, últimamente, están en la mira los Hermanos Maristas con varios casos de abusos sexuales a jóvenes estudiantes en algunos de sus colegios esparcidos por todo Chile. Este es un punto delicado en el paso por Chile de Papa Francisco y no somos pocos los que pensamos que en esta ocasión, como en otras similares, el líder de la Iglesia no escabullirá el tema y hablará claro, en su estilo ya conocido: sin rodeos, con misericordia y con libertad. ¡Muchos se sorprenderán!
De nuestra parte, como Comunidad y Revista Reflexión y Liberación, nos sumamos a quienes le diremos al Papa que es Bienvenido, que se sienta como en su casa y que le queremos escuchar con aprecio y respeto. Porque tenemos la certeza que Francisco nos dejará buenas enseñanzas no solo doctrinales, sino también orientaciones de claro talante humano. Porque Jorge Mario Bergoglio conoce bien la realidad -la dolorosa y positiva- de la Iglesia chilena, además él tiene alma y espíritu Misionero, como lo demostró en los años en que fue Arzobispo de Buenos Aires recorriendo Villas populares y, ahora, como Papa sigue clamando por un mundo más justo, menos violento y en paz.
Finalmente, hemos de decir que esta visita apostólica le hará bien a Chile, a nuestros Pastores y al Laicado que quiere ser tomado en cuenta en la Iglesia. También a los que con justa razón critican tal o cual acción o medida que viene desde Roma. No es habitual tener a un Papa entre nosotros en este hermoso y complejo Chile. Más aún, considerando los momentos que nos tocan vivir. Es allí donde hemos de confiar y tener esperanza, esa esperanza cristiana que nos viene del Espíritu y de la Oración, sumado a la convicción que Dios es bueno, compasivo y nos quiere fraternos, dialogantes y libres.
La belleza y reto del Evangelio se construye entre todos y todas, en la diversidad y en la capacidad de tolerarnos para hacer de Chile un país en que -por sobre todo- prevalezcan la justicia, el bien común y la paz.
"La necesidad de resolver las causas estructurales de la pobreza no puede esperar, no sólo por una exigencia pragmática de obtener resultados y de ordenar la sociedad, sino para sanarla de una enfermedad que la vuelve frágil e indigna y que sólo podrá llevarla a nuevas crisis. Los planes asistenciales, que atienden ciertas urgencias, sólo deberían pensarse como respuestas pasajeras. Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo y en definitiva ningún problema. La inequidad es raíz de los males sociales".
Jaime Escobar, RyL, 15 de enero de 2018