El 28 de diciembre de 2018, miles de jóvenes de edades comprendidas entre los 18 y los 35 años, llegarán a Madrid. Procedentes de toda Europa, pero también de otros continentes, se reunirán en la capital española para emprender cuatro días de búsqueda común y oración.
El 41º Encuentro Europeo es parte de la “peregrinación de confianza sobre la tierra” que comenzó el Hermano Roger, fundador de la comunidad de Taizé, en los años setenta. Confianza de quienes llegan, confianza de quienes acogen. Cada año, desde hace más de cuatro décadas, invitan a los jóvenes entre 18 y 35 años a pasar el fin de año en una ciudad europea, conviviendo con sus gentes y participando de la vida en las comunidades cristianas de la ciudad. Esta iniciativa es una herramienta para crear confianza y solidaridad entre los pueblos, mediante la oración, la reflexión y el compromiso.
Oración en la Iglesia de la Reconciliación de Taizé. CÉDRIC NISI, COPYRIGHT © ATELIERS ET PRESSES DE TAIZÉ, 71250 TAIZÉ, FRANCE
Durante todo el año cientos de miles de jóvenes acuden por la comunidad ecuménica de Taizé, situada en un pequeño pueblo en el corazón de Francia. Allí viven con los hermanos durante una semana, incorporándose al ritmo cotidiano de oración, trabajo y reflexión. Sin embargo, tal y como explica el hermano Charles-Eugène –quien fuera secretario personal del fundador, el hermano Roger–, muy pronto les asaltó la inquietud de cómo dar continuidad en la vida cotidiana a lo vivido por los jóvenes que llegaban allí. “Que Taizé no sea un sitio para venir, simplemente, sino más bien un sitio desde dónde salir para vivir algo del Evangelio”, una cuestión difícil.
“Los jóvenes vienen aquí, pero quizá nosotros podríamos, por lo menos una vez al año, ir con ellos a un sitio para buscar cómo vivir el Evangelio en la vida diaria de una ciudad grande, para buscar cómo vivir la reconciliación, la acogida de unos a otros”, recuerda el hermano.
Así llegó la primera convocatoria en París en 1978 y desde entonces los encuentros se han celebrado durante cuatro décadas sin interrupción recorriendo ciudades como Roma, Colonia, Londres, Praga, Munich, Varsovia, Zagreb o Poznań, entre otras muchas. Encuentro mutuo a lo largo de las ciudades de una Europa que en los años 70 estaba cada vez unida y que ahora está cada vez más separada, hecho que hace especialmente interesantes este tipo de iniciativas en el actual momento histórico.
“Ahora se ha vuelto aún más importante este Encuentro de cada año, porque ya no estamos en la época del entusiasmo por Europa, sino que más bien estamos en el tiempo del miedo”, subraya el hermano Alois, actual prior de la comunidad. “Entonces los cristianos podemos mostrar que hay algo que nos une en Europa, que nos mantiene juntos”, añade, “y yo creo que ese algo es precisamente la hospitalidad, que está en el corazón de este Encuentro”.
Habitualmente los participantes en su mayoría son acogidos por familias que les brindan el espacio en sus casas, pero que también abren en cierta medida sus corazones. “Acoger al otro, acoger a alguien que no conocemos se convierte hoy más todavía en un signo de contradicción, porque acoger a un extranjero que no conocemos, de otro país, y no solo para tomar un café sino… ¡durante cinco días!, ¡en mi casa! Es un compromiso enorme”, exclama el hermano Alois. “Pero eso muestra que la Iglesia existe, que la Iglesia va más allá de las fronteras y cada año constatamos que esta hospitalidad genera un gozo, tanto para aquellos que vienen al encuentro como para aquellos que acogen”.
En España, la ciudad de Barcelona ha sido sede en tres ocasiones (1979, 1985 y 2000) y, más recientemente en 2015, tuvo lugar en Valencia pero el Encuentro nunca había tenido lugar en Madrid. La elección –largamente deseada– de la capital de España como sede es la respuesta de la comunidad de Taizé a una invitación del arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, así como de representantes de otras iglesias cristianas.
“Lo primero para estos jóvenes es descubrir la realidad de la Iglesia local y esto es muy importante”, explica la hermana Lorella, una religiosa de San Andrés que vive en la comunidad que esta congregación mantiene desde los años 60 junto a Taizé. “Llegamos para sentir y para entrar en la realidad de la Iglesia y del país”, añade esta hermana que forma parte del equipo preparador del Encuentro.
Desde octubre ella, junto con otra hermana de San Andrés, un pequeño grupo de hermanos de Taizé y catorce chicos y chicas voluntarias, están viviendo en Madrid para hacer posible que el encuentro se desarrolle. Visitan una a una las parroquias dando a conocer Taizé, celebrando oraciones y dando charlas y para crear pequeños grupos de preparación en cada una. “Vamos cuatro meses antes y compartimos nuestra manera de vivir y también nuestra oración con la gente”, explica Lorella, para quien éste será su noveno encuentro. “Claro que hay que preparar cosas porque si no, no sería posible el encuentro, pero se trata descubrir el país, la realidad eclesial… sin venir con algo hecho, simplemente, por que ya lo hemos organizado cuarenta veces”. No es, por tanto, un encuentro “prefabricado” ni prefijado, sino que su identidad se adapta a la realidad de las iglesias locales. Todas las parroquias –y también otras infraestructuras eclesiales ya sean católicas, protestantes u ortodoxas– están invitadas a participar organizando actividades y facilitando la acogida de los peregrinos en los hogares de los feligreses.
“Después nos quedamos un mes más para visitar a las parroquias y las familias, ver cómo ha ido, escuchar con ellos lo que ha traído la experiencia”, cuenta Lorella. “No llegamos, organizamos y nos vamos inmediatamente, sino que estamos hasta finales de enero, pero luego también está bien que nos vayamos, porque lo que Dios a empezado lo va a continuar a su manera”, subraya.
Una dicha grande
Desde ahora y hasta Navidad cada lunes es posible compartir en Madrid la oración de la tarde con los hermanos de Taizé. FOTO © CRF
En este mismo sentido, el hermano Alois afirma que al terminar el encuentro, “cada año, no sabemos para quién es más grande la dicha, si para aquellos que vienen o para aquellos que han abierto sus hogares y les han acogido”. Para el prior de Taizé “esta experiencia es necesaria hoy y ayuda a comprender el Evangelio, a comprender que lo que Jesús quería era unirnos: ¡No tengáis miedo los unos de los otros, sino estad unidos!”. Por eso la hospitalidad en los hogares es clave y no sólo son familias quienes acogen sino que también “hay personas mayores que tienen la valentía de acoger y eso es muy hermoso, porque los jóvenes encuentran un abuelo o una abuela”, añade el superior de los hermanos. “La hospitalidad es un tema crucial que vamos a subrayar mucho en Madrid, porque la hospitalidad es la esencia del Evangelio”.
“La peregrinación de la confianza es eso, no podemos ser acogidos si no hay alguien para acogernos”, señala Clémence Deschamps, una de las jóvenes voluntarias que han llegado a Madrid. “Las parroquias reciben a 200 ó 300 personas y la vida de familia allí es muy importante, también en algunas ocasiones nos reunimos los 10.000 ó 20.000 jóvenes asistentes porque es importante estar juntos, rezar juntos”.
Entre el 28 de diciembre y el 1 de enero las oraciones de mediodía tendrán lugar en una docena de iglesias en el centro histórico de la ciudad. Por la tarde, habrá talleres sobre temas sociales, espirituales y artísticos. Cada día concluirá con una oración en Ifema, todos unidos. En este sentido, para la elección de una ciudad como sede del encuentro la existencia de un espacio con las dimensiones suficientes como para acoger una oración conjunta es crucial. “Si es imposible rezar juntos porque no hay un sitio lo suficientemente grande, entonces cambiamos de lugar porque no se puede hacer un encuentro, no tiene sentido si no hay ese momento central de cada día”, explica el hermano Charles-Eugène.
Un gran regalo para la ciudad
Con estos ingredientes el encuentro se convierte en un gran regalo para la ciudad. Desde luego que se trata de una experiencia inolvidable para los chicos y chicas que participan, pero con la llegada de esta Peregrinación de Confianza a través de la Tierra, Madrid también recibirá algo muy importante.
“Si una parroquia acoge a 100 ó 200 extranjeros, eso va a hacer que la parroquia se mueva”, recalca el hermano Alois. “Es un poco complicado, pero da una gran vitalidad y va a despertar fuerzas en la parroquia que estaban dormidas”. Desde la experiencia de los hermanos, el Encuentro hace que incluso personas que antes estaban poco implicadas en la parroquia, se lancen a acoger y creen vínculos más sólidos. “Una acogida así de numerosa, que no son solo cinco personas, que son cien, eso remueve, pero es como labrar la tierra”, constata. “Pero hay que labrar la tierra profundamente para después sembrar: aquellos que van a venir son como una semilla y después eso va a hacer crecer algo en las parroquias”. Un momento muy especial para la Iglesia madrileña que podrá dar frutos de unión, espiritualidad y solidaridad.
Algunas lecturas para saber más
Hacia una nueva solidaridad: Taizé, hoy
Hermano Alois, conversaciones con Marco Roncalli. Sal Terrae
Con un formato de larga entrevista, dividida en capítulos temáticos, este libro aporta visión muy completa de la comunidad de Taizé en el siglo XXI. Con rigor y cercanía permite conocer más al prior de la comunidad, el hermano Alois, al tiempo que aborda cuestiones clave como la solidaridad, el ecumenismo o la evolución de los jóvenes desde la fundación de Taizé hasta el momento presente.
La belleza sencilla de Taizé. Arquitectura, liturgia, música y arte
Salvador García Arnillas. BAC, 2018
Este libro constituye el primer estudio integral de las manifestaciones estéticas de la Comunidad ecuménica de Taizé, en el que se muestra cómo la belleza, la sencillez y la provisionalidad juegan un papel esencial en su vocación.
Presenta una evolución histórica de la arquitectura en la colina de Taizé, haciendo especial hincapié en la construcción y sucesivas transformaciones de la Iglesia de la Reconciliación. También habla de la particular la liturgia y la música, desde los primeros ensayos de la formación del oficio litúrgico y la renovación del canto monástico hasta la configuración de una oración común que permite participar activamente a los jóvenes a través de los llamados “cantos de Taizé”. Por último, se detiene a analizar la vertiente más artística, tanto de los itinerarios personales de algunos hermanos artistas como de su papel en la creación común.
Con las manos en la tierra, presencia de la alfarería.
Hermano Daniel de Montmollin. Khaf, 2018
Una de las manifestaciones artísticas de la comunidad de Taizé más características es la cerámica. Desde hace décadas el hermano Daniel ha profundizado en el arte del gres y el uso de los esmaltes para crear una técnica y una estética propia. Pero sus creaciones van mucho más allá de la artesanía convencional, sino que transmiten una manera de entender la entender la relación del ser humano con su creatividad, muy marcadas por el misticismo y la espiritualidad.
Este libro estructurado en torno a preguntas que el autor ha oído a las personas que visitaban su taller, profundiza en ese discurso al tiempo que habla sobre la creación y el oficio del alfarero, su aprendizaje o la importancia de la técnica.
Cristina Ruiz Fernández - 3 diciembre 2018 - Revista Alandar online