En Francia, el 40% siente un bajo grado de realización personal

Soledad, agotamiento físico y mental, depresión… Los sacerdotes no escapan a la fragilidad mental y en los últimos años han comenzado a alarmar los suicidios registrados en algunos países, como Brasil o Francia.

Según un artículo publicado en el último número de La Civiltà Cattolica, citado por Zenit, “se trata de un malestar destinado a crecer, porque los sacerdotes tienen a menudo varias parroquias que administrar, sin residir en ninguna de ellas, y a las tareas administrativas se añaden las responsabilidades canónicas, civiles y penales”.

En el citado artículo de Giovanni Cucci se mencionan algunas de esas inquietantes cifras: “Desde hace algún tiempo, ha habido un aumento impresionante de suicidios entre los sacerdotes en Brasil. Durante el año 2018, 17 sacerdotes se quitaron la vida y otros 10 en 2021”.

La depresión, el problema más común

De las cifras de una investigación realizada precisamente en Brasil al respecto, según el P. Gucci, “se desprende que el problema más común es la depresión: Un sacerdote joven en un país como Brasil, donde puede enfrentarse a mucho –demasiado– trabajo pastoral, puede llegar a una actitud digamos hiperresponsable, que fácilmente desemboca en activismo, que a su vez se convierte en estrés, y éste en ansiedad y depresión. Y a menudo está solo y no puede cuidar de sí mismo”.

Pero la situación, como subraya Zenit, no mejora tampoco en Europa, y cita el caso de Francia, donde se han producido siete suicidios de sacerdotes en los últimos cuatros años. De hecho, según un estudio presentado en noviembre de 202o por la Conferencia Episcopal Francesa sobre la salud de los 6.400 sacerdotes diocesanos menores de 75 años que trabajan en las 105 diócesis, “la inmensa mayoría responde ‘bien’ o ‘bastante bien’ (93,3%); sin embargo, el 40% siente un bajo grado de realización personal y malestar en relación con la jerarquía eclesiástica, a menudo debido a problemas de gestión; dos de cada cinco sacerdotes tienen problemas con el alcohol y el 8% son adictos. Sin embargo, lo que más preocupa a los obispos es que el 2% de sus sacerdotes sufre de forma grave de burnout: el 7% experimenta ‘fatiga de forma elevada’ y el 76% de forma débil; sólo el 15% parece estar exento”.

En cuanto a las posibles soluciones a este drama, La Civiltà Cattolica -según la citada agencia-, se baraja “desde la ampliación de la vida comunitaria, quizá con la presencia de familias, hasta la implicación de las mujeres en la formación de los sacerdotes”, sin excluir tampoco, en los casos más complicados, “periodos de alejamiento” para pasarlos “en un contexto más protegido, manteniendo siempre la posibilidad de relacionarse con los responsables de la diócesis”.

 

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