LITURGIA COSMICA: ADVIENTO
Magdalena BennasarTodo es energía en diversos grados de concentración y estabilización, en complejísimos sistemas de relaciones en los que todo está interconectado con todo, originando la sinfonía universal, las montañas, los microorganismos, los animales, los seres humanos. Todo posee su interioridad. Por eso todo es espiritual. En el nivel actual del proceso cósmico de la evolución emerge, esa energía, en su forma más densa y consistente en el ser humano. Aquí la interioridad y la complejidad han alcanzado una expresión auto-consciente (parafraseando a Boff)
El Adviento nos invita a entrar en el espacio sagrado de lo que puede significar un nuevo paradigma o modelo-forma de vivir en comunión y respeto con TODO.
Ese cambio de modelo, o transformación de nuestro modo de pensarnos, de vivirnos, demanda un nuevo descubrimiento de lo sagrado que siempre se relaciona con el cosmos. Dicen los que contemplan la realidad que ha sido la pérdida de lo sagrado en nuestro vivir diario, lo que está causando el gran desasosiego cósmico actual.
Lo sagrado es una cualidad que nos hace experimentar todo con respeto y veneración. Es una actitud de no-dominio, no-abuso, para que vaya siendo una experiencia vivida desde otro registro. Necesitamos intuir esa liturgia cósmica, o sentido de celebración con todo el cosmos, con toda la humanidad. Recuerda que desde tu energía contemplativa tu intencionalidad influye ya como bálsamo en las heridas del planeta y de las personas.
Todo posee su interioridad, todo es espiritual: ¿Por qué hemos tardado tanto en reconocerlo aunque lo intuíamos? ¿Por qué nos hemos dedicado a “utilizarlo” todo y a todos para nuestro provecho, como generación y cultura, si desde el fondo de nuestra consciencia “sentíamos” que “así no”? Sobre todo viendo cómo sufre el planeta y las personas, desde dentro nos están indicando un nuevo paradigma.
Y todo podría empezar con tu liturgia cósmica, en como vives y celebras lo sagrado en ti y en todo.
Creo poder decir que Adviento es algo así como un tiempo especial de una densidad hacia dentro maravillosa. Una liturgia cósmica: cuatro semanas de evolución hacia la Luz. Con todas las imágenes de la naturaleza y de la humanidad traídas a nuestra consciencia a través de textos proféticos preciosos, de anuncio de la Vida.
Hoy empieza un tiempo propicio en ese silencio que la oscuridad proporciona, una luz tenue, una voz tenue: prepara caminos, tus caminos, los que vas a andar desde el otro paradigma…estos son los caminos del Señor, los nuestros.
Él no va a venir, porque está, quienes estamos ausentes de consciencia somos los humanos. Por ello el viejo profeta poeta nos invita a progresivamente ir preparando el camino, el paradigma que queremos vivir, que se nos susurra con voz tenue, con reverencia y respeto, porque para el Espíritu nosotr@s sí somos lugar sagrado.
Podríamos seguir desde el lenguaje bíblico diciendo:… y de entre nosotros, hay uno que nos unifica, nos hace comprender quienes somos, quienes podemos llegar a ser, sacándonos de la absurda rutina en la que vivimos cuando no somos conscientes de quienes somos, de la importancia ineludible de ser uno con él, en él y con el cosmos, porque al final todo es lo mismo, somos parte del todo, y nos influimos. Ese Uno es Jesús, energía concentrada y consciente de amor, compasión, creatividad.
Y, ¿quién va a cambiar el paradigma del empresario que se resiste a producir de otra manera, sin emitir gases tóxicos, porque las ganancias serán inferiores, las normativas o el brillo de los ojos de su hijo, su nieto, mirando el bosque, el mar, la abeja…y tenga que responder a sus preguntas ¿por qué está enfermo todo eso tan bonito papá? ¿quién es el hombre malo que no lo cuida?
Yo este Adviento pediría a todas las personas que lean estas humildes líneas, que pongamos sobre la mesa del cosmos, para nuestra liturgia cósmica, todo aquello que sabemos hacer: tocar instrumentos, escribir, cocinar, sembrar, dibujar, pintar, enseñar, contar chistes…y lo compartamos, priorizando tiempos y encuentros.
Cuando tu hija te oiga tocar el instrumento, o cantar, o cocinar y llevarle un plato a alguien, o sembrar un árbol para compensar al planeta por haber usado un avión, como hace una amiga belga…iremos cambiando el paradigma. Y la ilusión en los ojos de tu pequeño se convertirá en brillo en tus ojos llenos de respeto y veneración.
Luego estáis los que estos días sufrís más, porque habéis perdido a un ser querido o porque no hay deseos de reuniones familiares que se avecinan cargadas de langostinos (pobres)… A vosotros y vosotras os decimos que si pudierais transformar eso que parece negativo viviéndolo desde otro paradigma: ayudar a alguien, cocinar para alguien, tocar para alguien, escribir para alguien, hacerle la compra a alguien. Te sentirías mejor y devolverías el brillo en los ojos a los que te miran y quieren y sufren al verte sufrir.
Pues todo ese popurrí de “ir tomando consciencia de que soy consciente” nos puede llevar a dejar de lamentar lo que no hay, en las parroquias, en las familias…y añadir tristeza al Universo, para “aportar” un cambio.
Amenazamos con seguir en el tema Liturgia Cósmica, Adviento.
Magda Bennásar