HECHOS 2, 14 y 36-41 / PEDRO 2, 20-25
José Enrique GalarretaDOMINGO 4º DE PASCUA
HECHOS 2, 14 y 36-41
El día de Pentecostés, se presentó Pedro con los once, levantó la voz y dirigió la palabra:
- Todo Israel esté cierto de que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías.
Estas palabras les traspasaron el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles:
- ¿Qué tenemos que hacer, hermanos?
Pedro les contestó:
- Convertíos y bautizaos todos en nombre de Jesucristo, para que se os perdonen los pecados, y recibiréis el Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos y, además, para todos los que llame el Señor Dios nuestro, aunque estén lejos.
Con éstas y otras muchas razones les urgía y les exhortaba diciendo:
- Escapad de esta generación perversa.
Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día se les agregaron unos tres mil.
Se vuelven a tomar palabras de Pedro, el día de Pentecostés. El mensaje es semejante al de los domingos anteriores: precisamente a ese Jesús al que rechazasteis, a ése le ha constituido Dios Señor y Mesías.
El autor va dejando constancia del progresivo, pero imparable crecimiento de los que creen en Jesús.
PEDRO 2, 20-25
Si obrando el bien soportáis el sufrimiento, hacéis una cosa hermosa ante Dios, pues para eso habéis sido llamados, ya que también Cristo padeció su pasión por vosotros, dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas.
Él no cometió pecado, ni encontraron engaño en su boca; cuando lo insultaban no devolvía el insulto; en su pasión no profería amenazas; al contrario, se ponía en manos del que juzga justamente.
Cargado con nuestros pecados subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Sus heridas os han curado. Andabais descarriados como ovejas, pero ahora habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras vidas.
En la misma línea del texto anterior, si Jesús fue rechazado, la iglesia lo será. Los escritos del NT tienen muchas veces como finalidad animar a las comunidades perseguidas; para este fin, interpretan los sufrimientos y las persecuciones a la luz de los sufrimientos del mismo Jesús.
José Enrique Galarreta, S.J.