CIENCIA INFUSA
Dolores AleixandreLa última remodelación del gobierno me ha dejado un poco abatida, no por su contenido, sino porque se me ha hecho evidente que mi ignorancia política raya en agujero negro.
No tenía ni idea, por ejemplo, del trascendente papel que desempeña el entresijo de controladores subterráneos que conlleva un partido: además de portavoces, técnicos y asesores varios, existen asumidores de marrones, sufridores, valedores, víctimas colaterales, encajadores de puzles, limadores de carencias, gestionadores de crisis, limpiadores de imagen... Ignoro si los sindicatos se preocupan bastante de que estos ciudadanos cobren un salario proporcionado a su trabajo.
En contraste con mi ignorancia, advierto recomida por la envidia cómo la Ciencia Infusa recae sobre nuestros gobernantes: ¿cómo explicar si no que quien nos exhortaba anteayer con documentada urgencia a vacunarnos contra la picadura del mosquito tigre, sea enviada a explicarnos mañana, con el aplomo de quien lleva años estudiando el tema, la postura de nuestra política exterior ante Osetia del Sur? ¿Cuándo tuvo tiempo entonces de aprender a diferenciar el mosquito tigre de la mosca de la fruta, o de situar ahora en el mapa dónde rayos está Osetia? Es algo sólo atribuible a la Ciencia Infusa.
También reconozco su huella en la rapidez con que los comentaristas políticos, apenas sabida la noticia, se lanzan con clarividente lucidez a analizar resultados, vaticinar futuros, prever consecuencias, emitir sentencias y juzgar intencionalidades. Si no tuvieron acceso vía filtración a los cambios que iban a producirse, no puede achacarse tal peso reflexivo más que a una infusión de la mencionada Ciencia.
Y sin la seguridad que da su posesión, considero también imposible el alborozo de los recién nombrados y el júbilo con que reciben las felicitaciones, palmadas y parabienes de sus colegas. Ni rastro de temor o zozobra ante la responsabilidad que les ha caído encima, ni un gesto que haga sospechar que les abruman los desafíos con los que se enfrentan. Eso demuestra de manera irrebatible que, en virtud de su nombramiento, quedan investidos de una fuerza de lo alto que los capacita para desempeñar su nuevo cargo sin sombra de titubeos.
Una última noticia de la prensa de estos días: a partir del 2014, los ingresos por la prostitución, el narcotráfico y el contrabando quedarán incorporados a nuestro producto interior bruto (PIB), pasando a ser un componente más de nuestra riqueza.
Pero eso venía en letra pequeña.
Dolores Aleixandre
Vida Nueva