Presentamos a Dios, junto con todo lo que llevamos en el corazón, las súplicas de tantos hombres y mujeres que buscan y necesitan la libertad.

• Por todos los que queremos seguir a Jesús, para que nuestros gestos, palabras y acciones sean siempre camino de liberación y bienestar para cuantos nos rodean.

Concédenos, Padre, tu libertad.

• Por todos los que tienen la responsabilidad de educar a nuestros niños y jóvenes, para que sepan despertar en ellos la vida al estilo de Jesús.

Concédenos, Padre, tu libertad.

• Por todos los que ocupan puestos de gobierno en las instituciones, para que trabajen a favor del pueblo, buscando la libertad y el bienestar de los más desfavorecidos.

Concédenos, Padre, tu libertad.

• Por la Iglesia, para que sea una casa abierta, lugar de acogida y cariño para todos.

Concédenos, Padre, tu libertad.

Escucha, Dios, nuestras súplicas y concédenos el don de tu fuerza y tu amor para que juntos seamos signos cercanos de tu presencia liberadora entre nosotros.

Vicky Irigaray