2 TIMOTEO 4, 6-8 y 16-18
TimoteoQuerido hermano: yo estoy a punto de ser sacrificado y el momento de mi partida es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a su venida.
La primera vez que me defendía ante el tribunal, todos me abandonaron y nadie me asistió. Que Dios los perdone. Pero el Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran todos los gentiles.
Él me libró de la boca del león; el Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del cielo.
¡A Él la gloria por los siglos de los siglos, Amén!
El texto que leemos hoy es incompleto: ha omitido los versículos 9-15, que son muy interesantes: Dicen así:
"Procura venir a verme cuanto antes; pues Dimas, enamorado de este mundo, me ha abandonado y se ha ido a Tesalónica. Crescente se ha ido a Galacia, Tito a Dalmacia. Sólo Lucas se ha quedado conmigo. Recoge a Marcos y tráelo contigo, pues lo encuentro muy útil en el ministerio. A Tíquico lo envié a Éfeso. Cuando vengas tráeme la capa que dejé en Tróade, en casa de Carpo, junto con los libros y, sobre todo, todos los pergaminos. Alejandro el broncista me ha tratado muy mal; el Señor le pagará como se merece. Tú también guárdate de él, que se ha opuesto tenazmente a mis discursos"