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LAS LLAVES ESTÁN EN MIS MANOS

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En medio del invierno entendí, que dentro de mí había un invierno invencible (Albert Camus)

24 de agosto, domingo XXI de TO

Mt. 16, 13-20

A ti te daré las llaves del reino de Dios: lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo; lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.

La fe de Pedro no puede continuar siendo el fundamento de la edificación de la Iglesia. No podemos seguir con ojos opacos fabricados en Cristalerías El Carbonero. Jesús le entregó unas llaves como administrador no como dueño, una de cuyas copias es entregada a cada ser humano como regalo de nacimiento. Le pondré en el hombro la llave del palacio de David, sugiere Isaías. El Evangelio de San Mateo se las usurpará para constituir a Pedro en “funcionario ama de llaves” del Reino. Don Quijote, que no estaba demasiado en sus cabales, tenía también la suya.

Roma aprobó la faena sin tomar conciencia del latrocinio y percatarse de que las puertas del vaticano personal se abren desde dentro. Hacerlo desde fuera es avasallamiento de morada que no autoriza a atar y desatar nada en la tierra ni en el cielo. “Le pido a Dios que me libre de Dios”, parece que rogó sensatamente Eckhart. De quienes se consideran sus sucesores, ni digamos.

De pleno derecho somos todos clavijeros de la propia intimidad como lo eran los primeros cristianos aconsejados por San Pablo en (1 Corintios 14-26) ¿Qué concluimos, hermanos? Cuando os reunís, que uno aporte un himno, otro una enseñanza, otro una revelación, otro un mensaje arcano, otro una interpretación. Jesús lo había expresado ya en un lenguaje claro y contundente: los hechos de su vida.  

Hans Küng lo precisa en Música y Religión de esta manera: “No es de extrañar, pues, que también los cristianos neotestamentarios alaben a Dios y se conforten mutuamente por medio de salmos, himnos, alabanzas, cánticos espirituales (cf. Efesios 5, 19) y asimismo de la inspiración espontánea  (1 Corintios 14, 26)”

De alabar a Dios y confortarse mutuamente sabían mucho estos primeros cristianos. Por nuestra parte lo elevamos a categoría poética con estos versos:

De las olas del mar
sube el deseo incontenible
de empujar barcos a la playa.
Y el águila en el risco se presta ya a zarpar
soñando en abrir puertas
con su llave de alas sobre el cielo.

Christine Stevens resalta La música como medicina (Ediciones Urano S. L. Enero 2014) la idea fuerza de que somos dueños de que nuestras llaves abren puertas, no de atar y desatar conciencias y liberar pecados, sino de vivir y practicar armonía con la naturaleza, entre todos los seres vivos, y entre los miembros de una comunidad. Relación armónica que nos invita a evolucionar, a recordarnos que somos una gran familia, a confiar más entre nosotros y a forjar relaciones.

En el ballet La leyenda de José, de R. Strauss, el coreógrafo explota el vacío moral de la mujer de Putifar, que ha perdido el control de sí misma hasta darse cuenta de que se siente sola y perdida porque su vida carece de objetivo. La música y los movimientos de los diálogos bailados -seguridad en uno, indecisión en otra- lo revelan.

La única llave ociosa es la del corazón. Su cerradura debe estar siempre dispuesta a ser abierta por cualquiera que necesite de amorosas prestaciones materiales o espirituales. Como suspira y gime Agnese en el Acto I de la ópera de Bellini Beatrice di Tenda.

 

CADA HOMBRE UNA DOCTRINA
(Cuento indio)

Era un discípulo honesto y de buen corazón, pero todavía su mente era un juego de luces y sombras y no había recobrado la comprensión amplia y conciliadora de una mente sin trabas.

Como su motivación era sincera, estudiaba sin cesar y comparaba credos, filosofías y doctrinas. Realmente llegó a estar muy desconcertado al comprobar la proliferación de tantas enseñanzas y vías espirituales. Así, cuando tuvo ocasión de entrevistarse con su instructor espiritual, dijo:

-Estoy confundido. ¿Acaso no existen demasiadas religiones, demasiadas sendas místicas, demasiadas doctrinas si la verdad es una?

Y el maestro repuso con firmeza:

-¡Qué apuntas, insensato! Cada hombre es una enseñanza, una doctrina.

El Maestro dice: Aunque haya muchas vías, en última instancia sigue tu propia senda interior.

 

Vicente Martínez

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