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DECISIONES RADICALES

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Es cada día más urgente que la Iglesia tome decisiones muy contundentes, radicales y comprometidas, en relación con la riqueza y la pobreza en el mundo ante los miles de seres humanos que están muriendo de hambre todos los días.

 A continuación enviamos para la consideración de todos el mensaje final del 34 congreso de Teología celebrado en Madrid del 4 a 7 de este mes, sobre la reforma de la Iglesia desde la opción por los pobres.

Como introducción para su lectura ofrecemos estas consideraciones:

1ª.-Jesús tomó una opción preferente, clara, decidida y totalmente comprometida por los empobrecidos:  desvalidos, enfermos, maltratados, oprimidos, explotados, excluidos, desnudos, hambrientos, sedientos, encarcelados, humildes. Y por el contrario, se posicionó en contra de los ricos y su riqueza, de los poderosos, de los opresores, de los soberbios. Desde la lectura de los Evangelios, esta es una conclusión incuestionable.

2ª.-En esto, Jesús no hizo otra cosa que seguir la trayectoria de todo el Antiguo Testamento, desde el Éxodo hasta los últimos profetas. Fijémonos  en algunos textos, que son evidentes por si mismos:

Salmo 9: “El Señor defiende a los oprimidos, pide cuentas de su sangre, no olvida el grito de los desdichados”.

Salmo 37: “Lo poco del justo vale más que la mucha abundancia del rico”.

Salmo 53: ¿No son malvados todos los agentes de mal que comen a mi pueblo como se come el pan y no invocan a Dios?

Salmo 82: “Juzgad a favor del débil y del huérfano, al humilde, al indigente haced justicia, y al débil y al pobre liberad, de las manos de los impíos arrancadle”.

Salmo 103: “El Señor otorga el derecho a los oprimidos”

Salmo 109: “Copiosas gracias al Señor en mi boca... porque El se pone a la diestra del pobre para salvar su vida de los jueces”.

Salmo 146: “El Señor guarda por siempre lealtad, hace justicia a los oprimidos, da pan a los hambrientos, y suelta a los encadenados. El Señor abre los ojos a los ciegos, endereza a los encorvados, protege al forastero, a la viuda y al huérfano sostiene. Ama el Señor a los justos, pero tuerce el camino de los malvados”.

Eclesiástico 34,19-22: “No se complace el Altísimo en la ofrenda de los impíos. Inmola a su hijo a los ojos de su padre quien ofrece víctima  a costa de los bienes de los pobres, quien se los quita es un hombre sanguinario. Mata a su prójimo quien le arrebata el sustento, vierte sangre quien quita el pan al jornalero”.

Terminamos con dos excelentes textos de Isaías

En 1,15-17 dice: “Aunque menudeéis la plegaria yo no oigo. Vuestras manos están de sangre llenas; lavaos, limpiaos, quitad vuestras fechorías de delante de mi vista; desistid de hacer el mal, aprended a hacer el bien; buscad lo justo, dad sus derechos al oprimido, haced justicia al huérfano, abogad por la viuda”.

En 61, 1: Anuncia al Mesías, Jesús, libertador, y dice: “El Espíritu del Señor está sobre mi, porque me ha designado para la buena noticia a los pobres; me han enviado para vendar los corazones rotos, para pregonar a los cautivos la liberación, a los reclusos la libertad...; para consolar a todos los que lloran”. Por dar cumpliendo a este mensaje comenzó Jesús a hacer y a enseñar. Ver Mateo 5,1-10 y 11,2-6.

3ª.-La insaciable codicia de ricos, multinacionales, banqueros y no pocos políticos a nivel mundial y de nuestro país, es la causa de los males y la espantosa crisis que sufren millones de personas en el mundo. En  este tema de la riqueza y la pobreza en el mundo, mientras la Iglesia no empiece a tomar decisiones ejemplares, radicales y muy comprometidas que conmuevan al mundo, esta injustísima situación de la humanidad ni se va a mover. Esto va más allá de meras decisiones económicas: exige la conversión de la mente y el corazón de los ambiciosos y que arranque de raíz la insaciable codicia de los ricos y de los que manejan el poder económico-político en todos los ámbitos de la vida humana.

En esta línea va el mensaje que figura a continuación:

MENSAJE DEL 34 CONGRESO DE TEOLOGÍA SOBRE
LA REFORMA DE LA IGLESIA DESDE LA OPCIÓN POR LOS POBRES

Del 4 al 7 de septiembre de 2014 hemos celebrado en Madrid el 34 Congreso de Teología sobre “LA REFORMA DE LA IGLESIA DESDE LA OPCIÓN POR LOS POBRES”, que ha reunido a personas procedentes de los diferentes países y continentes, culturas y religiones, en un clima de reflexión, convivencia fraterno-sororal, diálogo e intercambio de experiencias.

1. Comenzamos nuestra reflexión con la pregunta "¿fundó Jesús la Iglesia?". La respuesta es que puso en marcha una comunidad de iguales, un movimiento de hombres y de mujeres, que le acompañaron y se comprometieron en la construcción del Reino de Dios como Buena Noticia para los Empobrecidos. Dicho movimiento continuó en las comunidades cristianas con responsabilidades compartidas y especial protagonismo de las mujeres. En ellas se tomaban las decisiones con la deliberación de todos sus miembros y se tenía como ideal la comunidad de bienes. Con el paso del tiempo este ideal fue desdibujándose hasta desembocar en una Iglesia aliada con el poder, clerical, piramidal y patriarcal, si bien hubo siempre colectivos que trabajaron por la reforma y y el retorno al ideal evangélico de vida.

2. Hoy consideramos necesaria una Reforma radical de la Iglesia, conforme al movimiento de Jesús y como respuesta a los desafíos de nuestro tiempo. Dicha Reforma requiere la práctica de la democracia, el reconocimiento y ejercicio de los derechos humanos, entre ellos los derechos sexuales y reproductivos, así como el gobierno sinodal, vigente durante los primeros diez siglos del cristianismo, con la participación del laicado, que es la base de la Iglesia, para así superar la "incoherencia vaticana", que consiste en defender los derechos humanos y la democracia en la sociedad y no aplicarlos en su seno.

3. Creemos que la Reforma de la Iglesia ha de traducirse:

-en el respeto a la laicidad, la crítica del poder y el compromiso con los sectores más vulnerables;

- en la denuncia del neoliberalismo, que el papa Francisco ha calificado de "injusto en su raíz" ya que fomenta "una economía de exclusión", "una globalización de la indiferencia", "una nueva idolatría del dinero", un medio ambiente "indefenso ante los intereses del mercado divinizado," y una incapacidad para "compadecernos ante los clamores de los otros";

- y en el apoyo a alternativas políticas y económicas, propuestas por los Foros Sociales.

4. La Reforma de la Iglesia requiere el respeto a la diversidad cultural y religiosa, Lo contrario sería imperialismo. Consecuente con esa actitud el Congreso de Teología ha escuchado las voces, los testimonios y las interpelaciones de las iglesias del Sur, sobre todo las procedentes de África y de América Latina, que reflejan su riqueza cultural, sus potencialidad liberadora y sus propuestas de Reforma. Escucha que implica cambiar la manera de pensar, de vivir, de producir, de relacionarse el Norte con el Sur, una relación no opresora sino co-operadora, no arrogante sino servicial, no colonizadora, sino decolonial. .

5. La Reforma ha de hacerse desde abajo, desde la base social y eclesial, y exige una nueva ubicación: situarse en el lugar y del lado de los excluidos del sistema, que son escandalosamente mayoría en la población mundial y que están creciendo por mor de la crisis. Requiere, asimismo, un horizonte que la oriente: la Iglesia de los pobres, y un principio ético-evangélico a seguir: la opción por los pobres.

6. La Reforma de la Iglesia debe ser inclusiva, ha de superar las discriminaciones y exclusiones todavía vigentes y operantes por razones de género, religión, cultura, etnia, clase social, orientación y opción sexual, opción política, procedencia geográfica, relaciones de pareja, y crear una comunidad acogedora, solidaria y samaritana, donde quepamos todas y todos.

7. Esta Reforma ya está haciéndose realidad en los diferentes ámbitos religiosos, eclesiales y sociales, como han mostrado las enriquecedoras experiencias narradas por los propios protagonistas: en el mundo rural compartiendo las luchas por la dignidad del campesinado, el reparto equitativo de la tierra y las relaciones eco-humanas; en la inmigración luchando por la liberación de las mujeres indígenas; en las cárceles ayudando a las presas y los presos a recuperar la libertad y la alegría de vivir; en las comunidades de base viviendo la fe cristiana en el horizonte de la laicidad; en la lucha solidaria contra los desahucios; en el ministerio episcopal y sacerdotal construyendo la Iglesia de los pobres bajo la guía de la teología de la liberación; entre los jóvenes indignados con el modelo de Iglesia autoritaria y de sociedad que los margina.

8. Si la Reforma de la Iglesia no se lleva a cabo, ella misma se estará haciendo el harakiri, y no podrá responsabilizar a otros de su crisis y gradual pérdida de credibilidad. Si se hace de espaldas a los marginados, estará siendo infiel a sus orígenes y a los pobres. Si no es paritaria, inclusiva, intercultural e interreligiosa se alejará del movimiento de Jesús y del principio igualitario formulado nítidamente por Pablo de Tarso: "Ya no hay más judío ni griego, esclavo ni libre, hombre o mujer" (Gálatas 3,26).

9. Amigas y amigos, estamos llamados a la tarea de la Transformación de la Iglesia, pero no aisladamente, sino en sintonía los movimientos sociales, ecológicos, religiosos y de espiritualidad liberadora. Para ello necesitamos, como dice la canción, todas las manos, las negras y las blancas, y extenderla lo más posible, desde la playa hasta el monte, desde el monte hasta la playa, con la mirada puesta en el horizonte, camino hacia la utopía.

10. No podemos terminar este Mensaje sin denunciar el terrorismo del Estado Islámico, la masacre de Israel en Gaza, así como la violencia contra los cristianos y otros grupos religiosos. Nos solidarizamos con las víctimas y exigimos responsabilidades, reparación, rehabilitación y justicia.

Madrid, 7 de septiembre de 2014

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