Dios es el Salvador, la voluntad de Dios es salvar, Él es fiel y cumple su parte. Se trata de que nosotros cumplamos la nuestra, nos volvamos a Él. El Reino de Dios está en medio de nosotros. Sólo hace falta que nos volvamos a Él. Oremos.

Padre, venga a nosotros tu Reino.

* Padre bueno, suscita en la Iglesia profetas, hombres y mujeres que nos inviten constantemente a volvernos hacía ti; profetas que nos recuerden tu Palabra, tu invitación de salvación y liberación de toda esclavitud.

Padre, venga a nosotros tu Reino.

* Padre bueno, que en nosotros, los creyentes, se vea la luz de Jesús. Que nuestro anuncio profético no sea preferentemente nuestras palabras sino nuestro modo de vivir, nuestra jerarquía de valores, nuestro modo de estar en el mundo.

Padre, venga a nosotros tu Reino.

* Padre bueno, concédenos la gracia de allanar, aligerar, el camino difícil de tantas personas que viven cerca de nosotros: los parados, los que se sienten rechazados, los que viven en la soledad, los que sufren a causa de la enfermedad, los que viven con miedo y falta de libertad.

Padre, venga a nosotros tu Reino.

* Padre bueno, que vivamos este tiempo de Adviento con hondura, hacía adentro, sin caer en las redes del consumo enloquecido al que nos invitan desde todos los ámbitos sociales.

Padre, venga a nosotros tu Reino.

Tú, Padre bueno, nos invitas a ¡Velad!, a vivir despiertos, siendo solidarios con los más desfavorecidos. Concédenos la gracia de convertirnos a ti, y vivir este tiempo de espera preparando nuestro corazón ante la llegada de tu Hijo Jesús. Gracias; Padre, por ofrecernos cada día tu salvación.

Vicky Irigaray