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EL ESPÍRITU SANTIFICÁNDONOS

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<<...Ven, Espíritu Santo... >>

Aún en medio del ajetreo social, político y cibernético en el que muchas veces parece que estamos inmersos, el Espíritu Santo sigue actuando desde dentro y en nuestro entorno, manifestando la vida divina, la salud y la auténtica felicidad que quiere Dios para su creación.

El Espíritu Santo es Dios santificándonos, sacando la mejor versión de nosotros, para ser imagen divina y hacernos cada vez más semejantes a Cristo, pero en las más cotidianas y sencillas acciones. No es en la fama o el aparente poder, ni en la fuerza, ni en la opulencia, donde podemos percatarnos del Espíritu Santo, sino en la fraternidad y la amistad auténtica, en la fiesta sana y en el pacífico silencio del amanecer o de la tarde cayendo.

El Espíritu Santo es Dios aquí y ahora, manifestándose cuando vivimos conscientemente; sonriendo, abrazando, bailando o cantando con sentimiento, en lo profundo de un suspiro y en la mirada transparente.

El Espíritu Santo es Dios dándonos inteligencia, para captar la vida, como el más hermoso misterio y para hacer cuanto podamos por cuidar de la vida, en todas sus manifestaciones. Es Dios infundiendo en el corazón la sabiduría que necesitamos para comprender lo que Jesús está diciéndonos en su Evangelio.

El Espíritu Santo es Dios liberándonos de nuestros viejos hábitos destructivos, despertando nuestra conciencia, que nos mueva a buscar nuevos hábitos que nos hagan una mejor versión de nosotros mismos.

El Espíritu Santo es Dios hablándonos y escuchándonos, invitándonos a escuchar y a dialogar con quienes tienen una versión diferente a la nuestra.

El Espíritu Santo es Dios amándonos e infundiendo amor en el corazón.

El Espíritu Santo está actuando... en ese instante en el que la vida adquiere sentido, en ese momento en el que la fe deja de ser complicada, y creer parece tan fácil. En quien parece sacar fuerza de su flaqueza, y contra toda lógica sigue luchando, en quien no se rinde fácil y en quien se abandona confiadamente en Dios.

El Espíritu Santo se está manifestando... Cuando las personas consiguen ponerse de acuerdo y concuerdan en lo que realmente es importante en la vida... Donde alguien se acerca espontáneamente a ayudar, donde se hace algo que provoque sincera gratitud... Como menos lo esperamos, en el asombro y la sorpresa feliz...

Al Espíritu Santo lo captas cuando meditas en silencio, y consigues no distraer tu atención con los ruidos y pensamientos de tu imaginación... Cuando sientes dentro eso que te conmueve hasta las lágrimas, cuando dices, sinceramente, "te quiero" o "lo siento"... Cuando respiras profundamente, cuando sonríes y cuando aprendes a disfrutar de lo que Él te está regalando en este momento.

Cómo celebrar Pentecostés...

Celebremos en presente. Pentecostés no es simplemente el recuerdo que algo que les sucedió a algunas personas lejanas. Es lo que está aconteciendo aquí y ahora, sólo necesito abrirme al Espíritu y dejar que actúe.

Celebremos dejando salir lo mejor de nosotros mismos. Es verdad que puedo sentir miedo, dolor o enojo; no pasa nada por eso. Pero puedo decidir no aferrarme a esos sentimientos y cultivar más la gratitud, la paz y los sueños que hagan bien.

Celebremos Pentecostés en comunión. No es una fiesta para aislarse en el propio mundo interno. Acercarse a los demás, atreverse a tomar la mano, a mirar su rostro y dejarse mirar, salir al encuentro, acoger, abrazar, escuchar, recibir a la otra persona y celebrarlo con alegría. En fin, celebremos levantando la mirada, saliendo al encuentro y amando

Celebremos Pentecostés felices con los felices (bienaventurados). Procuremos sonreír y hasta reír más, proponernos sentir gozo, fomentando pensamientos felices, actitudes felices, viviendo con sobriedad, no hace falta demasiado de nada. Disfrutar lo que ahora tengo y compartirlo, y no sufrir por lo que carezco.

Celebremos Pentecostés, aceptando nuestra propia vida como misión. Decir sí a la vida, encontrar el propósito de la existencia hoy, el para qué de mi vida en este momento. Una danza, un abrazo sostenido, una sonrisa. Compartiendo, ofreciendo, acercando, sosteniendo, consolando, cuidando, comprendiendo mejor a los demás,

 

Oración para Pentecostés.

Espíritu de Dios, que estás aquí,
Santificándonos para llevar a cabo el sueño de Dios Padre,
llévanos donde quieras, como quieras y cuando quieras.
Haznos conscientes del reinado de Dios en la historia.
Impúlsanos a vivir amando y ofreciendo la vida en comunión con Jesús.

Estás aquí, habitas en cada persona y en toda la comunidad.
Haces posible la ternura y el cariño
Haces posible la reconciliación sincera
Haces posible todo, porque todo es posible para ti.

Te pido de corazón, sentirte habitando en mi corazón.
Te pido de corazón, que haya más cariñó y perdón en nuestra vida.
Te pido de todo corazón, que te manifiestes en toda criatura.

Libéranos de la culpa malsana y del miedo
Aligera nuestras cargas, y enséñanos cómo liberar y aligerar a los demás.

Motívame en cada momento, para que apueste la vida a mi vocación.
Repíteme que soy hijo amado del Padre y explícame el propósito de mi vida.
Regálame lo que necesito en este momento e impúlsame a darme a quien me necesite.

Gracias, Espíritu Santo, por el ser, el amor y por cada oración.

 

Rogelio Cárdenas, msps

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