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Fecha de Creación (Inicio - Fin)

-

LOS SUEÑOS CREAN MONSTRUOS

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31 de enero, domingo IV del TO

Lo que importa es la honradez, y la bondad, no la religión a la que perteneces (Papa Francisco)

Lc 4, 21-30

Levantándose, lo sacaron fuera de la ciudad y lo llevaron a un barranco del monte sobre el que estaba edificada la ciudad, con la intención de despeñarlo

Sus convecinos nazarenos pedían a Jesús milagros. Le tomaron por loco y pretendieron arrojarle a un precipicio. ¿Estaba loco el mundo con ellos, con Jesús y con nosotros? ¿Persiste hoy esta locura de sueños creadores de Monstruos que nos hace vivir en la locura?

Uno de los más clásicos de ahora y siempre, es el del Dinero y poco caso hemos hecho al Non potestis Deus servire et mamonae de Luc 16, 13, en la parábola del administrador inicuo, donde Jesús desaconseja estar al servicio de dos señores: Dios y el Dinero. Ya Quevedo le cantó en su poema Poderoso caballero...

El Monstruo Mammon -de la palabra aramea, que significa riqueza, y que Jesús utilizó en el Sermón de la Montaña (Lc 16, 13)- nos azota con látigo del tráfico de los sin patria, de las drogas, la explotación del mar y de los bosques. La pintora inglesa Evelin (1855-1919) lo plasmó para la posteridad en su lienzo La Adoración de Mammon.

El Cantar de los Cantares (8, 7) nos advierte de su escaso valor frente al amor que salva y que da vida: “Las aguas torrenciales no podrán apagar el amor ni anegarlo los ríos. Si alguien quisiera comprar el amor con todas las riquezas de su casa, se haría despreciable”.

El Monstruo de la Tecnología es todavía más sutil y pernicioso. Un monstruo en este caso, que al contrario del que pintó Goya devorando a sus hijos, engulle vorazmente a los padres que le dieron vida y le mantienen: la televisión, el Ipad, los teléfonos móviles, el ordenador... etc, que nos alejan del abrazo a las personas, de la caricia tierna y del beso en la mejilla. La comunicación virtual nos “des-virtúa”. Y los Mass Media nos atropellan y envían a los Hospitales.

¿Hasta qué punto nos dejan holgura suficiente para cumplir con el mandato de la misión que Jesús encomendó con tanto apremio a los Doce, cuando en Mt 10, 8 nos dijo “sanad a los enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, expulsad demonios. De balde lo recibísteis, dadlo de balde”?

Las relaciones interpersonales no son tales. Nos responde el robot cuando llamamos al Centro de Salud -¡qué paradoja!-, al psicoterapeuta o a la iglesia para pedir ayuda. Todo tan necesario para que el mundo no deje de seguir siendo humano. Al Papa le preocupan estos Monstruos, que más que sueños son realidades y por eso preguntaba a los jóvenes en la ciudad africana de Kampala hasta qué punto estaban dispuestos a no adorarlos, insistiendo que lo que importa es la honradez y la bondad, no la religión a la que pertenecemos.

Una película estadounidense (2015) de dibujos animados –Del Revés- nos presenta la mente de la protagonista, Riley Anderson, hecha un caos por el tira y afloja de dos de sus emociones: Alegría y Tristeza. Un mundo de robots donde “hablan voces metálicas que vibran como sonidos de campanas muertas”y, como dice uno de ellos: “Nada funciona porque no funciona nada”.

 

UN ROBOT EN EL PARAÍSO

“¡También los robots tienen corazones!”
gritan desde la plaza los Mass Media.
Pero les falta amor, fe y esperanza
capaz de insuflar vida en la Tierra.

No hay tacto ni caricias en sus manos
que a su contacto hagan que florezca,
ni apasionados besos en los labios
que la ternura encienden y despiertan.

No hay lágrimas que saltan de sus ojos
y con calor de ser humano riegan
el fecundo jardín de las mejillas
hasta lograr que todo allí florezca.

No cantan nunca nanas a los niños,
ni les preocupa nada que no duerman.

No hay vida en su interior, pues no respiran,
y en su cerebro hay tan sólo tuercas.
Sus pies de hierro, fríos, vacilantes,
andanando van sin rumbo en tierra muerta.

Hay Empresas Robot en estos tiempos,
donde la voz del hombre ya no suena.
Hablan voces metálicas que vibran
como sonidos de campanas muertas.

(NATURALIA. Los sueños de las criaturas)

 

Vicente Martínez

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