Hermanos, tenemos que reconocer que, a veces, nos da miedo abrir los ojos y ver nuestra realidad, porque sabemos que "ver" tiene sus consecuencias. El Evangelio de hoy es una buena oportunidad para recobrar la vista y hacernos hijos y testigos de la luz. Oremos.

Padre, que tu luz cure nuestras cegueras

· Padre, concede audacia a nuestra Iglesia, que sea valiente y opte por mirar la realidad profunda de tantos hombres y mujeres y apueste firmemente por poner luz, justicia y paz en tantos ámbitos oscuros de nuestro mundo.

Padre, que tu luz cure nuestras cegueras

· Padre, concédenos una actitud más sincera y transparente que nos permita vernos tal y como somos y abrirnos a la verdad, a tu verdad.

Padre, que tu luz cure nuestras cegueras

· Padre, concédenos agudeza visual que nos permitan captar los montajes que nos impiden ver los problemas sociales, políticos, económicos y religiosos.

Padre, que tu luz cure nuestras cegueras

· Padre, que no olvidemos que la manera de actuar de tu hijo Jesús provocaba, asombraba y escandalizaba; pero a través suyo se hacía presente la nueva creación, tu nuevo Reino.

Padre, que tu luz cure nuestras cegueras

· Padre, concede a todos los hombres y mujeres que trabajan junto a los más desfavorecidos el gozo de la entrega de la propia vida, más allá de los resultados obtenidos.

Padre, que tu luz cure nuestras cegueras

Padre bueno, el ciego de Siloé nos recuerda que cuando nos dejamos iluminar por tu Hijo nos regalas una nueva mirada, comenzamos a verlo todo diferente y nos haces sembradores de un nuevo mundo. Te damos las gracias por tu Hijo Jesús.

Vicky Irigaray