HECHOS Y FUTUROS DESAFÍOS DE LA CUMBRE ANTI PEDERASTIA
Edgard R. BeltránLa pasada cumbre antipederastia clerical celebrada en el Vaticano, (21-24 febrero, 2019) fue un buen parto, no como el parto del monte, que después de mucho esfuerzo parió ratoncitos, según la fábula (RD 2-17-19). Fue un gran HECHO, un re-inicio eclesial histórico, pero fue limitado. Dejó una TAREA FUTURA de copernicanas proporciones, obligatoria, urgente. Tarea que exige una previa y simultaneaACTITUDcontinua- desde los cimientos y en las entrañas de la comunidad eclesial universal.
No nos podemos escapar de tan impresionante desafío. Viene a nuestro corazón el acertado sentimiento de nuestro cercano compañero de camino y de tarea, el obispo de Roma y párroco del mudo, nuestro querido Francisco, en Laudato Si, 61: “La ESPERANZA nos invita a reconocer que siempre hay una salida, que siempre podemos reorientar el rumbo, que siempre podemos hacer algo para resolver los problemas.”
I-LOS HECHOS.
La cumbre fue un gran hecho, un re-inicio eclesial histórico. Vimos y fotografiamos una Iglesia “comunidad sinodal”. Pedro estaba en “camino- junto con” (en griego: “sin”-con, “odos”-camino,) sus hermanos de todo el planeta, en una forma especial que era la primera en la historia. Pedro, a ejemplo del caminar de Jesús con su comunidad, estuvo con sus hermanos obispos presidentes de cada Conferencia Episcopal de todos los países del planeta. Ahora Francisco re-inicia ese estilo eclesial en una Iglesia del siglo 21, según su sentir. Es Pedro, el mismo que tantas veces antes en la historia ha caminado solo, con diversas consecuencias, quien ahora decide hacer “el camino junto a” la comunidad universal, una Iglesia Sinodal. El tópico que los convocó fue dolorosa y escandalosamente vergonzoso, pero mundialmente público e inaplazable. Pedro habría podido tratarlo solo, era lo acostumbrado, y usar “el estilo católico: ante un problema, se escribe un documento”. Ahora Francisco toma una nueva y distinta decisión, una eclesiología hecha vida, hacer realidad una Iglesia Sinodal, que en común-unión hace camino.
Además, AHORA ESTRATÉGICAMENTE, es el método apropiado para adelantar esta gigantesca tarea. Pedro, solo, puede dar decretos que el Pueblo ignorante y aislado los desconocerá y por los cuales los enemigos lo apedrearán. Pedro y Pueblo, Pueblo y Pedro acertarán, formarán el irrompible lazo de tres cuerdas -“funiculus triplex”- que cambiará la historia, e inutilizarán los macabros embistes de enemigos, quienes ojalá, Oh Alá, avergonzados y arrepentidos nos alegrarán con su regreso. La Cumbre es un re-inicio que coloca a Francisco entre los grandes constructores de la historia, una historia para continuarla.
Pero fue un hecho limitado. Sí hubo participación de toda la Iglesia, pero pobre en representación y débil en proceso de participación. Es comprensible, era un comienzo. No es crítica negativa, es conciencia agradecida que nos obliga a mejorar.
Se careció de un “PROCESO de participación”. Sí hubo “consulta” que resultó en un “documento de trabajo”, todo a nivel de obispos presidentes de cada Conferencia Episcopal. Un gran comienzo, pero faltó todo el resto de la Comunidad Eclesial. No vale eso de que al hablar el obispo solo, habla toda la comunidad eclesial. La comunidad eclesial comienza en Carmencita, Víctor, Juanita, Luis, Lucila, Jacinto, Lola, Ricardo, Dolores, César. Ellas y ellos son bautizadas y son bautizados, es decir ellas y ellos son “consagradas y consagrados”, y son la base inicial e insustituible de la comunidad eclesial universal. Ellas y ellos gozan del privilegio y disfrutan del deber de participar, de actuar, de hablar. Esa presencia y esa voz no se pueden omitir, tienen que ser parte de la comunidad universal. ¿Esto es muy difícil? No. Es algo más que difícil. Esto es un milagro. Es el milagro que realiza Aquel quien a CADA BAUTIZADA Y BAUTIZADO LO TRANSFORMA EN OTRO MIEMBRO VIVO DE UN ÚNICO JESÚS. Qué diferentes serían los 20 siglos de cristianismo y de humanidad si se le hubiese permitido a Jesús realizar esta milagrosa realidad. Nosotros, en oposición, hemos construido horriblemente lo que ha producido tanto mal, la pirámide eclesial.
Por esto ahora, la “Iglesia Sinodal” es ese milagro de un único Jesús que está presente vivo y activo en todas y en todos y en cada miembro. Francisco la re-inicia. Es parte de la TAREA que tenemos por delante. Construir un PROCESO DE PARTICIPACIÓN: a partir de cada persona, luego llegar a un pequeño grupo de esas personas en la base. De allí llegar al nivel eclesiástico de parroquia o de movimiento especial o de vecindario. Luego llegar al nivel eclesial de “Iglesia particular” en la diócesis. De allí extenderse a un nivel socio-eclesiástico de una región. De todas las regiones llegar a un nivel nacional. -Hasta este nivel ya hay experiencias iniciales, como los Encuentros Nacionales Hispanos de Pastoral en Estados Unidos. Sí es posible el milagro y se puede perfeccionar.
Además, en una Iglesia Sinodal Universal hay que llegar al nivel de región internacional cubriendo regiones semejantes de varios países similares. Así llegar al nivel universal. Luego se desciende por los mismos niveles hasta llegar a cada bautizada y a cada bautizado, algo más factible hoy, ayudan los medios técnicos existentes. Todo para bien de la humanidad de la cual la Iglesia Sinodal es luz, sal y fermento del Reino, cuya esencia es amar. Ya Francisco comenzó este “proceso de participación” de la “Iglesia Sin-odal”. Tenemos que “echar palante. De patrás, ni pa tomar impulso.” Somos 1,313 millones de bautizadas y bautizados, somos el 17,7% de la humanidad, todas y todos llamados al PROCESO DE PARTICIPACIÓN DESDE LA BASE Y HASTA LO UNIVERSAL.
La “representación” es otro hecho pobre de esta cumbre. Valioso el hecho de que estaba representada la casi totalidad de los países del planeta, en los obispos presidentes de las conferencias episcopales, eficacia de Francisco. Con GRAN RESPETO pero sin ingenuidad vimos lo limitado. Hubo casi solamente hombres. A ellos los vimos ciertamente honrados, con la mejor intención y buena voluntad. Pero estaban nerviosos, tanto por el tema que los había reunido, el mundial y vergonzoso escándalo de la pederastia clerical católica, como especialmente porque todos los sacerdotes pederastas, todos, el 100%, sin ninguna excepción, eran parecidos a ellos: hombres, solteros, sin familia, clérigos. Otro aspecto, los obispos participantes eran de avanzada edad, lo que les da sabiduría pero, apartados, se aíslan.
Además, todos vestían el uniforme clerical “de negro, con falda larga hasta los pies vestidos”, con una faja de color refinadamente diferenciado según el escalafón alcanzado en la estructura piramidal del poder clerical. Este uniforme es un signo clerical, anacrónico en el tiempo, los distancia de los demás encaramándolos por encima antievangélicamente, y les condiciona obviamente su sentir, su pensar, su decidir.
Asistió una docena de mujeres, consagradas por su bautismo, la mayoría de ellas religiosas de votos especiales, todas en calidad de “invitadas”, es decir, no pertenecientes al grupo, advenedizas, silenciadas. A tres les pidieron hablar y el mundo todo se enriqueció al oírlas. Las mujeres son más de la mitad de esos 1,313 millones y ellas son las que inician en la fe a todos esos millones, incluidos los obispos presidentes presentes y a Francisco con su abuelita Rosa. Además, hombres, consagrados en el bautismo y con familia, no fueron “invitados”. La cumbre, a diferencia del monte de la fábula, tuvo un gran parto histórico, un re-inicio de la Iglesia “Sinodal”, pero fue un parto limitado. Tenemos tarea.
II- LA TAREA.
Tarea gigantesca de proporciones copernicanas, obligatoria, inaplazable, urgente. Una hoja de ruta. Tarea que no resulta directamente de la misma Cumbre, la que se vio circunscrita casi exclusivamente al tema pélvico que la había convocado, el sexo de los curas pederastas. Lo mismo está sucediendo con documentos y decisiones posteriores. Inclusive el Motu Proprio del 7 de mayo, 2019, “Vos estis lux mundi”. Pero casi no se habla de lo más esencial e indispensable, de aquello que es su CAUSA.
La tarea, la hoja de ruta, está exigida por la situación actual de la Iglesia, no sólo en lo sexual, sino en la totalidad de su deteriorado existir eclesial. La marcan certeros análisis anteriores a la Cumbre, en especial el de Francisco. La señalan acertadas expresiones de algunas intervenciones dentro de la Cumbre, como el arzobispo Rubén Salazar de Bogotá, el arzobispo Coleridge de Australia, Linda Ghisoni, sub-secretaria de Laicos, la religiosa Verónica Openibo, Valentina Alazraki, el arzobispo Marx de Alemania, el arzobispo Cupich de Chicago. Esa tarea, la hoja de ruta, la manifiestan agobiadas las víctimas. La expresa ya una buena parte del Pueblo de Dios que la hace propia. Quedan ingenuos que disculpan y corruptos que se oponen.
ESA TAREA ES LA “CONVERSIÓN ECLESIAL RADICAL”, con su ineludible, inmediata, inaplazable, urgente consecuencia, el FINAL DEL “CLERICALISMO”, causante del “Poder Abusivo” que todo lo corrompe.
Copérnico (1473-1543) fue el astrónomo polaco que contradijo lo afirmado durante todos los siglos anteriores: la tierra no es el centro, la tierra gira alrededor del sol, el sol no gira alrededor de la tierra. Casi lo queman. El Santo Oficio condenó su obra, contradecía lo que la Iglesia y todo el mundo creía y opinaba por siglos de siglos. Era un “cambio de centro”, radical, de raíz. Era una “conversión” de 180 grados. También Galileo (1564-1642), astrónomo italiano, afirmó lo mismo y también fue condenado. Pero este finalizó insistiendo que la tierra no es el centro, hay otro centro alrededor del cual ella se mueve, y dijo la célebre frase “e pur si muove”, “y sin embargo (la tierra) se mueve” Ese “cambio” fue de proporciones gigantescas. Uno de los mayores aportes al bien de toda la humanidad. Un “cambio” así de radical es a lo que la Iglesia hoy se ve enfrentada. Ni un grado menos. Hay muchos falsos centros a cuyo alrededor gira la Iglesia, y ella misma gira sobre sí misma como centro. Cambiar de “centro”, “CONVERTIRSE” es la TAREA RADICAL, obligatoria, inaplazable, urgente, y lo es para toda la Iglesia en sus 1,313 millones de bautizadas y bautizados.
Jesús en su Evangelio es quien pide y necesita este cambio radical en su Iglesia, UNA CONVERSIÓN ECLESIAL RADICAL.
Además, ahora, el horror escalofriante de la pederastia clerical es otro tremendo motivo más que le impide a la Iglesia escaparse de este cambio radical copernicano.
Pero, aunque no hubiese este factor horrible, repitamos que es el mismo Jesús quien exige este cambio radical y urgente. Ya Juan 23 gráficamente lo mostraba, soplando el polvo acumulado por siglos sobre las páginas del Evangelio. Al soplar ese polvo se puede leer algo que allí se pide hacer y no lo hacemos, y se lee algo que allí se pide no hacer, y lo hacemos, todo con daño contra la Iglesia y contra su misión propia en la humanidad.
La tarea de “la conversión eclesial radical copernicana” es REGRESAR A JESÚS EN SU EVANGELIO, EL SOL a cuyo alrededor todos giramos. Si esto se hace en serio, todo queda incluido y todo está en vía de solución. Llevamos siglos contradiciendo tanto al Evangelio que ya nos hemos hecho a la idea genial de que…. el sol gira alrededor de nuestra tierra y lapidamos a quienes digan lo contrario.
La Iglesia, cuando se hace centro, cae en ese “PODER”. Todo gira alrededor del poder clerical, poder de autoridad superior dominante, poder de conciencia esclavizada al temor de aquí y del más allá, poder de exclusión en nombre de un dios manipulado y vengativo. PODER ABUSIVO VESTIDO CON UNIFORME que exige reverencia para lograr confianza y obediencia total de alma y disponibilidad de cuerpo…Como dice Francisco, poder que al ser poder ya es dañino, y al ser poder absoluto es absolutamente abusivo. Todo esto enarbolado sacrílegamente como expresión del Evangelio. Y desgraciado quien se atreva a lo contrario, porque es señalado como anticlerical e irreverente y se le hace condenar por algunos de la feligresía. Esa feligresía víctima satisfecha de un poder abusivo experto en el manejo del síndrome de la ventriloquía, muñecos que parecen hablar, pero quien habla es quien los manipula.
La conversión “eclesial” es distinta a la conversión moral. Esta pide abandonar un vicio o un pecado. La “conversión eclesial” lleva a cambiar de “modelo de Iglesia” hasta lograr el “modelo según Jesús y su Evangelio”, cambio radical de centro con todas sus exigencias.
La “conversión eclesial” transforma a las PERSONAS, aprovecha y construye COYUNTURAS, edifica ESTRUCTURAS sólidas y permanentes, y así hace del modelo de Iglesia una presencia encarnada, real, visible y PERMANENTE de JESÚS Y SU EVANGELIO fermento del reino de amor en el planeta tierra.
La “conversión eclesial” es un PROCESO. Francisco afirma que “iniciar procesos es la forma para que sea irreversible la cura”. No es de sólo un momento, como cayendo de un caballo. Debe ser un proceso continuo, sin un paso atrás ni pasos al lado, sin distracciones, sin excusas. Es un proceso rápido, pues rápida es la realidad y hay siglos de retraso. Rápido, pero sin brincos, sin saltarse etapas, rápidamente etapa por etapa. Lo rápido no se opone a lo bueno, son dos categorías diferentes. Rápido se opone a despacio. Bueno se opone a malo. Ir por una autopista rápido es bueno, ir despacio es malo. Un número de obispos, sacerdotes, laicas y laicos ya han iniciado este proceso hace algún tiempo. Por delante tenemos a Francisco.
La “conversión eclesial” es Proceso en COMUNIÓN. Toda la Iglesia, todo el Pueblo de Dios, en estado de “conversión”, “Ecclesia reformanda”. Todas y todos, laicas y laicos, sacerdotes, obispos, cardenales, Pedro, carrieristas arrepentidos, profetas firmes, todas y todos.
La “conversión eclesial” es Proceso INDUCTIVO DESDE LA BASE. No se impone, se descubre, se ama, se apropia. Pedro junto a Pueblo, Pueblo junto a Pedro.
La “conversión eclesial” hace realidad la “IGLESIA SIN-ODAL”, pues es de todas y todos los millones de bautizadas y bautizados. No hay otra forma válida. No es moda, “es exigencia esencial de Iglesia que es comunión o no es Iglesia”, como afirman los obispos en el documento de Pastoral del CELAM. Todas y todos IGUALES por la consagración en un mismo bautismo como el Pueblo Santo de Dios, en hermandad de dignidad y de misión. Común unión, -comunión-, en una misma labor de construir el reino desde el pobre. La diferencia única es el carisma personal que jamás debe causar desnivel de dignidad.
Nada de desniveles honoríficos. Ya es hora de no usar títulos de honores antievangélicos, muchos de ellos curiosamente en femenino. Ya nada de uniformes ni en bautizados ni en bautizadas. “Miren cómo AMAN” es el único uniforme. Ojalá ya en un próximo consistorio los cardenales vayan vestidos como hombres ordinarios, ellos son sencillamente párrocos de Roma, tienen allí su propio templo. Muchos opinan que un hermoso certificado firmado por Pedro podría reemplazar como símbolo toda esa vestimenta estrafalaria. El cardenal John Dew de Nueva Zelandia sugiere que se acabe con la “práctica malsana” de llamar padres a los curas y demás títulos inclusive a cardenales (RD 4-16-19).Mucha gente ya se cuestiona ¿si los obispos tienen que continuar uniformados para “mostrar su dignidad episcopal”, y sólo se quiten el uniforme cuando algunos de ellos vayan a la cárcel? Algunos obispos y muchos sacerdotes ya van dejadosanamente títulos, uniformes, distinciones que les venían facilitando gozar de un clericalismo conducente al “abuso de poder”. Las víctimas se horrorizan cuando ven a alguien con la misma vestimenta de su abusador. Desafortunadamente hay laicas y laicos más clericales que el clero y obstaculizan ingenuamente la “conversión eclesial” de todo el Pueblo de Dios.
La “conversión eclesial” es RADICAL. Agarra a todo el árbol eclesial desde su raíz y llega hasta la más pequeña hoja, es la sabía que alimenta a todo, nada ni nadie se excluye de esta bendición. No puede ser menos, tanto porque así siempre lo pide Jesús para su Comunidad con su ejemplo y con su palabra, como por lo hondo que ha caído la Iglesia ahora, como nunca antes en su historia, la profanación de niños, la pederastia clerical, a nivel universal y a nivel de todos los escalones de la pirámide clerical constantiniana. “A grandes males, grandes remedios”.
La “conversión eclesial” es INTEGRAL, incluye todo. Esto es muy copernicano, el cambio de centro giratorio. El capítulo 2 de Lumen Gentium, -toda la Iglesia como Pueblo de Dios-, fue un comienzo y es un ejemplo obligatorio. El compromiso que unos obispos firmaron en las Catacumbas al final del Concilio Vaticano II es otro valioso referente. Algunos ya iniciaron el camino, unos con su sangre, otros con su vida, ellos han mostrado lo que es la “conversión”.
Lo integral integra todo, lo interior y lo exterior, ambos aspectos. Si sólo se ve lo exterior, puede tratarse de un cambio simplemente “cosmético”. Si no se ve, queda la duda de si hay un cambio real. Según la teología de los evangelios Jesús resucitó y por eso apareció resucitado.
Lo integral es toma de conciencia inaplazable. La actual situación NO admite demoras, esta es la hora, nuestro Kairós, hay que comenzar YA. No hay que esperar a degradarse más. Es hora de alegría y audacia porque el resultado del cambio es maravilloso como casi nunca antes.
Lo integral es exigentemente concreto: se verá lo que hay que continuar y fortalecer, lo que hay que transformar, lo que hay que suprimir y acabar, lo que hay que sustituir, lo que hay que crear y construir. Jesús vive en nosotros con la fuerza de su Espíritu en la obra del Padre. ¡¡¡¡Adelante, caminantes!!!! Así estamos escribiendo unas de las páginas más bellas y provechosas de la historia. Se cayó hondo, y nos levantamos al máximo como respuesta agradecida y alegre.
La “conversión eclesial” por ser integral SE REALIZA EN TODOS LOS ELEMENTOS QUE CONFORMAN LA IGLESIA. Todos sus elementos exigen examen constructivo con sus consecuencias concretas en palabras y en obras, en MENSAJE y en ESTRUCTURAS.
SU MENSAJE:
JESÚS: ¿Su persona es el centro? ¿Cuál Jesús (se han inventado tantos)? El PADRE: ¿Es el Dios revelado por Jesús como Amor Misericordia, un Padre, según algunos? Si es “Padre” hay que cambiar mucho en la Iglesia! ¿O es un Dios semejante a un juez del imperio romano que exige rescate para liberar al esclavo, o es el Dios que sólo perdona si recibe sangre en cambio, como dicen otros? MISIÓN DE JESÚS ¿Para qué nació Jesús y para qué vino al planeta tierra, qué misión le encomendó su Padre? ¿Vino a que lo asesinaran y así con su sangre aplacar al Dios ofendido, como dicen algunos? ¿O nació y vino al planeta tierra para dar gloria a su Padre al hacer de este planeta tierra un planeta de amor, el reino de su Padre, como él lo llamó, (Lumen Gentium, 3) y fue a causa de este reino que lo mató el poder político romano junto con el poder religioso del Sanedrín judío, como dicen otros?
¿JESÚS ESTÁ MUERTO? Así lo muestran muchos crucifijos. Pasaron 10 siglos, casi mil años, con la imagen de la cruz pero sin Jesús muerto. La primera imagen de una cruz con el muerto es del año 960! Hoy más y más vemos cruces sin muerto y además vemos cruces con Jesús resucitado que brota de la cruz. Francisco tiene en su cruz pectoral a Jesús Buen Pastor. A Jesús le cobraron caro el reino de su Padre, lo asesinaron en la peor forma de la época, desnudo y en una cruz. De eso ha quedado la CRUZ, prueba del precio que Jesús pagó a los enemigos del reino de su Padre. Pero el muerto YA NO ESTÁ MUERTO, VIVE RESUCITADO. La cruz recibe nuestras lágrimas y también en ella HOY están crucificados todos los empobrecidos de la tierra. Jesús muerto nos señala el precio que los poderes religioso y político le cobraron por construir el reino del amor, y es el precio que nosotros pagamos si tomamos en serio construir el reino. Jesús resucitado, que sale de la cruz, nos resucita con él para continuar con alegría construyendo el reino y ayudando a bajar de sus cruces, ya resucitados, a todos los crucificados de la tierra.
¿EL PADRE POR SU ESPÍRITU nos da a cada persona las cualidades necesarias (carismas) que nos capacitan en el seguimiento de Jesús en la construcción del reino? ¿Nadie es inútil, todas y todos, sin excepción, tenemos nuestra labor en esa misión del reino?
LA COMUNIDAD DE JESÚS, LA “IGLESIA”. Su finalidad: ¿Para qué existe, qué tiene que hacer? ¿Es para rezar, ir a sus templos, obedecer a los jefes de la organización y pagar contribuciones, como piensan y actúan algunos? ¿O “tiene como fin el dilatar más y más el reino de Dios, incoado por el mismo Dios en la tierra, hasta que al final de los tiempos Él mismo lo consume”, como dice Lumen Gentium, 9)? ¿Esta es la Alegre Buena Noticia, el Eu-Vangelio? (En 9 encuestas, cada una con 70 personas preparadas y activas en la Iglesia, sólo 7 personas escribieron la relación con el reino). ¿Es su finalidad dar gloria al Padre por el seguimiento a Jesús en su centralidad de pobre que “defiende” al pobre? ¿Es opcional? “Ayudar” al pobre se alaba. “Defender” al pobre es arriesgar la vida, causa martirio. Su pertenencia: ¿La Iglesia son sólo los “padrecitos” y las “madrecitas”, y es por eso que llevan uniforme, como se piensa? ¿La Iglesia son sólo los obispos, como hablan de “la Iglesia dice” y son ellos los únicos que lo han dicho? ¿La Iglesia son todos los bautizados y todas las bautizadas? ¿Los varones son miembros completos de la Iglesia, pero las mujeres no lo son, como se ve hoy? ¿Así debiera haber bautismos distintos, para varones y para mujeres? ¿Debe haber en la Iglesia niveles en dignidades, como se practica hoy? ¿En la Iglesia todos son iguales por un mismo bautismo, “todos sois hermanos”, y la única diferencia no es por honor, sino por lo específico del trabajo personal por el reino? La pertenencia a la Iglesia se identifica con su finalidad, finalidad y misión que lo es para todos y cada uno de sus miembros.
SUS ESTRUCTURAS:
La “conversión eclesial” se muestra y se asegura en las estructuras de la Iglesia. Se tienen que revisar a la luz de la revisión del Mensaje y en la misma exigente forma, inmediata YA, concreta: qué hay que continuar y fortalecer- transformar- suprimir y terminar- sustituir- crear y construir. Jesús vive en nosotros con la fuerza de su Espíritu en la obra del Padre. Sí podemos Adelante caminante! Estamos haciendo Historia, necesaria, curativa y luminosa.
La Iglesia Doméstica, la Familia: aquí el ser humano inicia su existir y su crecimiento integral. Es toda una realidad que hay que re-descubrir, valorar, aprovechar, hoy en sus diversas formas.
Nivel básico de la Comunidad Eclesial: en pequeño número, con relación interpersonal sororo-fraternal, de hermandad. Es insustituible para iniciar desde allí, como bautizado y bautizada, una real “comunión-comunidad” en las otras dimensiones de la Iglesia Sinodal. Es la base para el crecimiento integral como persona, como Iglesia y sujeto que hace historia. Es la base para pasar de ser masa impersonal a ser Comunión Sinodal. Es lo uno o es lo otro.
Parroquia: Comunión de las comunidades de su base. Es copia, en su dimensión, de la Iglesia en general. Exige la misma “conversión eclesial” de la Iglesia Sinodal. ¿Es Pueblo de Dios, o es foco infeccioso de clericalismo con su ingrediente de masa impersonal? ¿La dirección parroquial es con el laicado? ¿Qué factores dificultan su “conversión eclesial”?
La Iglesia particular, la Diócesis: ¿Es Iglesia Sinodal o es organización administrativa? ¿Hay conducción comunitaria con el laicado, varones y mujeres? ¿Está en estado de “conversión”?
Asociaciones, movimientos, apostolados: ¿Tienen la misma finalidad de la Iglesia que la realizan en su particularidad propia, o actúan en paralelismo pastoral? ¿Son laicos “acólitos”?
Universidad: ¿Camina desde el pueblo y hacia el pueblo, con la Academia como servicio?
Liturgia: ¿Si es para un Dios que es Padre”, habría que cambiar muchas expresiones y acciones? ¿Si es de gente “de hoy”, tendrá siglos de diferencias? ¿Alimenta el clericalismo?
Celibato obligatorio: ¿Para estar más disponible que un médico casado que atiende partos día y noche? ¿Para unirse más con Dios, a quien le incomoda su propio invento, la familia? Suprimir la unidad familiar es un atrevimiento y un peligro, que no causa la pederastia, pero la favorece. Seminarios: ¿hay que revisar absolutamente todo, es un desafío copernicano de 180 grados?
III- LA ACTITUD: La TAREA de la “conversión eclesial” necesita una ACTITUD previa que con entusiasmo y alegría la haga descubrir necesaria y que le siga acompañando siempre. Actitud de mucho amor- que da apertura consciente- disponibilidad sin condiciones- seria responsabilidad ante Dios y la historia- fuerte audacia- autenticidad- entrega- paciencia-sabiduría- visión profética- confianza- comunión con Dios y con todo nuestro planeta.
SE CAYÓ HONDO, PERO CON DIOS LA IGLESIA SINODAL SE LEVANTA
Edgard R. Beltrán, Teólogo Pastoralista