LA RAZÓN CONTRA LA RAZÓN: ESTA ES NUESTRA CRISIS
Leonardo BoffEn momentos críticos de la historia, más que los científicos son los filósofos los llamados a opinar. En una famosa charla dada por la radio bávara en mayo de 1952 Martin Heidegger dijo algo escandaloso, pero que tiene un sentido profundo: "la ciencia no piensa; esto no es ningún defecto sino una ventaja". La ventaja reside en analizar hechos solamente, sometiéndolos al cálculo y volviéndolos así manipulables por la técnica. Escapa a su ámbito de interés interrogarse sobre el sentido de los hechos y del curso de la historia.
Si esto se podía decir en los años 50 del siglo pasado, en el tiempo presente ya no puede ser repetido, pues la ciencia se ha desarrollado en una dirección que pone en jaque el sentido de la razón y el destino de nuestra civilización. La ciencia o se hace con conciencia e incorpora entonces una dimensión ética o podrá destruirnos a todos. Es la alerta que nos dan grandes nombres del pensamiento contemporáneo, no solo de la filosofía sino también de las ciencias de la Tierra, de la nueva cosmología y de la biología.
Sigue en pie, sin embargo, la pregunta que es objeto de la reflexión filosófica: ¿por qué y cómo hemos llegado a la situación actual?
Lo primero de todo, corresponde identificar la equivocación que cometimos en nuestro pasado y que reside en la ruptura ocurrida entre la razón objetiva (ontológica) y la razón subjetiva. Quienes lo denunciaron con gran agudeza fueron Martin Heidegger ("Qué significa pensar"), Max Horkheimer ("Eclipse de la razón" 1946) y Theodor Adorno en asociación con Max Horkheimer ("La dialéctica del iluminismo", 1947). Para los clásicos griegos, siguiendo con los autores medievales y culminando en Hegel, la razón objetiva constituía un principio inherente a la realidad, mostraba el sentido latente de las cosas y su estructura de inteligibilidad. Se daba más énfasis a los fines que a los medios. Esa razón objetiva se reflejaba en la razón subjetiva que oía atentamente las orientaciones de la primera. El ser humano, la sociedad y la historia funcionaban bien cuando estas dos razones se articulaban y se armonizaban.
El gran cambio ocurrió con la irrupción de la razón moderna en el siglo XVI. A partir de entonces predomina la razón subjetiva, entendida como una facultad subjetiva de la mente. Sólo el sujeto humano es portador exclusivo de razón; la Tierra y la naturaleza son cosas, no poseen razón ni un propósito racional. Por eso pueden ser manipuladas a merced de los propósitos humanos. El equilibrio entre las dos razones se rompió.
Como decía Francis Bacon: "saber es poder". La razón subjetiva empezó a ser el gran instrumento de la voluntad de poder, de conquista, de expansión y de sometimiento del mundo. Lentamente se instauró el imperio de la razón instrumental-analítica cuya función primordial es "comprender y modificar" la realidad (Koyré; Prigogine). Y en los últimos siglos lo hicimos con especial furia. No nos importaron las consecuencias sobre el equilibrio de la Tierra y las devastaciones sistemáticas de la naturaleza. Estas están ahí justamente como campo de ejercicio para nuestra libertad y nuestra creatividad.
Y he aquí que de repente, a partir de finales de los años 60, nos hemos dado cuenta de que este tipo de razón estaba destruyendo las bases que sustentan nuestra vida y la naturaleza. Las "externalidades" se han vuelto tan graves que pueden poner en peligro el futuro de la especie y de nuestra civilización. Hemos descubierto que la Tierra y la naturaleza tienen su "razón intrínseca y su lógica" (Gaia). Si las negamos pueden destruirnos. Se impone un nuevo acuerdo entre las dos razones, otro tipo de racionalidad que incorpore conciencia, sensibilidad, cuidado y ética. Esa racionalidad debe aprender a auto limitarse para no ser destructiva.
Tenemos que dejar atrás el pensamiento único y ser multidimensionales. Bien nos recordaba Fernando Pessoa (Álvaro Campos): "Soy un técnico pero tengo la técnica sólo dentro de la técnica". Fuera de ella, podemos y debemos ser muchas otras cosas hasta para salvarnos.
Leonardo Boff fue profesor de filosofía y ética en la UERJ y es escritor.
Leonardo Boff
(Traducción de Helena Castaño)