HECHOS 4, 32-35 / 1 JUAN 5, 1-6
José Enrique GalarretaHECHOS 4, 32-35
La multitud de los creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola alma. Nadie llamaba suyos a sus bienes, sino que todo era en común entre ellos.
Los apóstoles daban testimonio con gran poder de la resurrección del Señor Jesús. Y gozaban todos de gran simpatía.
No había entre ellos ningún necesitado, porque todos los que poseían campos o casas los vendían, traían el importe de la venta, y lo ponían a los pies de los apóstoles, y se repartía a cada uno según su necesidad.
El pequeño fragmento de los Hechos de los Apóstoles ofrece un "retrato" de la primera comunidad de los creyentes. Se hacen varios de estos retratos en el libro de Lucas.
Todos ellos idealizan un tanto la comunidad, puesto que ya conocemos otros textos del mismo libro que muestra las diferencias y aun disensiones dentro de ella. Pero se indica un mensaje claro: los creyentes se sienten llamados a la vida en común, incluso a renunciar a los bienes particulares y ponerlos a disposición de todos, de manera que nadie pasara necesidad.
Y en medio de ellos, los TESTIGOS, dando testimonio de la resurrección del Señor. Es decir, "Los Hechos" son "el evangelio de la iglesia", no se limitan a contarnos "hechos", sino a mostrar la "vida en el Espíritu" de la primera comunidad, cómo el Espíritu de Jesús se muestra en ella.
1 JUAN 5, 1-6
Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama a Aquél que da el ser ama también al que ha nacido de Él. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos. Pues en esto consiste el amor a Dios: en que guardemos sus mandamientos. ....
En el mismo sentido, el fragmento de la carta de Juan da el sentido profundo a todo esto. Presenta la vida resucitada. Por la fe en Jesús nos asomamos a un modo de vivir diferente: lo más característico de Jesús, que lo diferencia esencialmente de otras religiones (quizá de todas – quizá por eso lo de Jesús no puede llamarse estrictamente "una religión") es que es un Proyecto, y se ofrece como un proyecto de vida.
Debemos recordar el contexto polémico de las cartas de Juan: se dirigen a comunidades fuertemente tentadas por el gnosticismo, que presenta a Jesús como una criatura divina pero no humana, y la vida cristiana como un conocimiento para iniciados. Las cartas insisten en la manifestación de la fe en las obras del amor ( si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos ). Una vez más, ser fieles al espíritu de Jesús, sin dejarse llevar por invenciones ajenas al mismo Jesús del que el escritor se siente testigo.
José Enrique Galarreta, S.J.